Star Wars, lejos de ser una franquicia, se convirtió para muchos en una religión. Y los seguidores de la Fuerza deben ir al menos una vez en la vida a Rancho Obi-Wan, el lugar con la colección más grande del mundo, con más de 500 mil objetos.
Detrás de todo se encuentra Steve Sansweet, que inició su colección en 1976, en el marco del lanzamiento de la primera película de la saga.
Llegó un momento en el que la colección de Sansweet creció tanto, que necesitaba un espacio enorme. Así, adquirió una granja a las afueras de Petaluma, en California, que alguna vez contó con hasta 20 mil pollos.
Sansweet trabajó con Lucasfilm hasta 2011, donde ejerció como director de gestión de contenido y jefe de relaciones con los fans. En el camino fundó Rancho Obi-Wan, en 1998, aprovechando el edificio de 828 metros cuadrados que alguna vez fue uno de los tres antiguos gallineros de la granja.
La colección inicialmente era mostrada solo a amigos y colegas, para luego pasar a ser un museo público e independiente.
Star Wars: este es el objeto más curioso de la colección más grande del mundo
¿Qué hay en Rancho Obi-Wan? No solo coleccionables originales y obras de arte, sino también piezas creadas por fanáticos y regaladas a la institución, “para inspirar a otros a ser imaginativos, creativos, buscar información y aprender nuevas manualidades”, expresa el portal.
En 2014, entró al Libro de Récords de Guinness como la colección de recuerdos de Star Wars más grande del mundo: aunque para mayo de 2015 solo se habían auditado 93.260 artículos, superó ampliamente al poseedor anterior del título.
Y ¿cuál es el objeto más curioso, entre los 500 mil de la colección? Lo contó recientemente Sansweet.
“La figura de acción de Star Wars más singular y rara que estaba disponible para la compra era una figura de Vlix, un señor del crimen de la serie animada de televisión Droids”, relata el dueño de Rancho Obi-Wan.
“Kenner Products nunca lo produjo ni a él ni a otros personajes de Droids en una segunda ola planificada porque la primera ola no se vendió bien y la serie solo se emitió una temporada a mediados de la década de 1980. Pero por alguna razón, la filial brasileña Glasslite produjo un Vlix en cantidades relativamente bajas en 1987. Vale su peso en oro”.
De acuerdo con Sansweet, el proceso de catalogación tardará años en completarse, porque la colección ha crecido y lo sigue haciendo con el paso del tiempo.