Cuando Apple presentó el iPad Pro, se dirigió siempre al mundo de la productividad. Hasta el mismo Tim Cook, CEO de Apple, se atrevió a decir que con un iPad Pro ya no necesitaríamos laptops.
¿Es eso tan así? Quise comprobarlo de primera mano y para ello, dejé de lado el laptop para darle una oportunidad al iPad Pro.
Día 1: ¿Qué tipo de laptop es este?
Una vez desempacado el tablet, el teclado y el lápiz, comienzo el ¿tedioso? proceso de configurar todo lo necesario y que quede lo más posible al equipo con el que trabajo todos los días. En esto, corro con algo de ventaja: ya tengo cuenta en la App Store así que solo es cuestión de dejar las aplicaciones en descarga desde iCloud y que el equipo haga lo siguiente. Lo mismo al usar el navegador: descargo Chrome, inicio sesión y restauro en tres tiempos marcadores y lo demás.
El resto fue configurar algunas aplicaciones particulares (Analytics, Telegram), poner a cargar tablet y lápiz y empezar a utilizarlo. Nunca en mi vida había probado un teclado oficial de Apple y debo decir que lo sentí bastante cómodo desde el primer momento, sin pasar por los típicos períodos de “acostumbramiento” con las teclas, tratando de apuntarle a las correctas y corrigiendo errores más de lo común.
Lo siguiente fue configurar el lápiz, que en la aplicación de notas de iOS no funciona nada de mal:
Días 2 y 3: fin de semana, Netflix and chill
Por regla general, los sábados y domingo los dedico a ver fútbol por streaming. Prácticamente todas las ligas importantes estuvieron en etapa de definición y ahí el iPad Pro se comportó como un campeón. Ya sea a través de servicios de streaming oficiales (Estadio CDF) como de los otros (Premier League auspiciada por RD), Chrome gestionó todo de buena forma y no vi ni partidos cortados ni en baja definición.
La aplicación oficial de Netflix le queda muy bien a la pantalla del iPad Pro.
Por otra parte, estuve jugando con Garage Band y su interfaz táctil en 12.9 pulgadas es muy cómoda. El aparato además tiene unos parlantes aceptables como para que no se escuche como radio; mejor que los de los iPad más pequeño, pero nunca mejor que un buen par de audífonos.
Día 4: ¿Dónde está el USB?
Primer día de oficina de la semana y llega la primera complicación: alguien me pasó un documento en un pendrive, por lo que me veo obligado a ir al laptop a descargar el archivo. Lo mismo, la aplicación para Analytics de iOS (y Android) no es tan buena como la versión web mostrando tráfico en tiempo real.
Por ende, me veo en la casi obligación de estar con el laptop al lado y mirándolo cada cierto tiempo.
Al resto de tareas más comunes ya me acostumbré. El teclado es realmente cómodo. Todavía es más lento tocar la pantalla para ir cambiando entre pestañas de navegador y posiciones del cursor, pero nada tan terrible.
Día 5: Solo por hoy, necesito usar más el laptop
Sin darme cuenta, poco a poco el laptop vuelve a ser el aparato principal de uso, mientras que el iPad Pro es el secundario. Aunque esto tiene sus ventajas, como por ejemplo, las aplicaciones dedicadas de iOS versus símiles que en un equipo tradicional (OS X o Windows) se utilizan en una pestaña del navegador o en una aplicación nativa que no siempre es liviana.
El iPad Pro pasó a ser la pantalla para usar Trello, Slack, Telegram, Gmail, etcétera.
Día 6: Tengo que ver unos videos y la pantalla del iPad Pro es lo mejor
El día miércoles es de evento de Google y final de fútbol europeo. Ambos transmitidos vía streaming; por ende, ambos a todo volumen y pantalla completa en el iPad Pro. Por lo tanto, debo dejarlo solo para eso y trabajar como siempre con el laptop como equipo principal.
Todo lo que sea streaming multimedia en el tablet funciona a las mil maravillas y no solo en un entorno de oficina, sino que también en la mesa de comedor al momento de sentarse y comer algo mientras veo Brooklyn 99.
Estando en mi casa, pocas veces volví al laptop ya que en entornos de trabajo liviano (90% perder el tiempo, 10% revisar el correo o algo por el estilo), el tablet siempre fue más cómodo.
Día 7: En realidad, prefiero el laptop
A estas alturas, al sentarme al escritorio la decisión era automática: laptop para trabajar, iPad Pro como complemento de todo lo demás. Y es que pese a que mover todo con la mano sobre la pantalla puede ser más intuitivo (y sí, con tantos días de práctica me puse realmente rápido cambiando aplicaciones y ventanas), el laptop sigue siendo mucho más eficiente en entornos multitarea.
Y es que al final, el iPad Pro se queda un poco corto no en aplicaciones ni en características técnicas, sino en su sistema operativo.
Conclusión: Sirve para trabajar, pero no reemplaza al PC
Que no se malentienda: el iPad Pro es un gran aparato. Yo soy usuario del iPad (mini) hace varios años y pasar al iPad Pro es un salto bastante grande. Claro, su tamaño hace que en ciertas condiciones sea algo complejo utilizarlo de forma tan sencilla como un tablet más pequeño, pero junto al teclado y el Apple Pencil arman en conjunto un aparato que funciona bien para todo, dentro de ciertos límites.
Y esos límites no son otra cosa que iOS, su sistema operativo. El iPad Pro es un aparato potente pero sigue siendo un teléfono/tablet glorificado. Y en mi caso, que para trabajar necesito dos pantallas y gestionar diferentes aplicaciones y entornos de trabajo de forma simultánea y con cierta agilidad, el iPad Pro me hace andar más lento. Es cierto que con la práctica algunas acciones se hacen más rápido y de forma automática, pero nunca tuve la sensación de tener todo bajo control en mi escritorio como sí lo tengo con un PC tradicional.
Dicho lo anterior, no podría dejar de recomendar el iPad Pro a alguien que tenga el dinero -sí, es caro- y quiera un tablet de gama alta. Porque eso es el iPad Pro: un tablet de gama alta de notables prestaciones (mi iPad mini ahora se ve pequeño, triste y lento), con una pantalla de gran tamaño y excelente calidad, con una batería que dura mucho tiempo, muy buenas bocinas externas (por sobre la media, eso seguro) y que además, en ciertas condiciones, podría servir incluso para trabajar.
Porque sí, el iPad Pro sirve para trabajar. Pero no es mejor que un equipo con Windows u OS X ni mucho menos lo puede reemplazar. El día que el iPad Pro tenga otro sistema operativo, eso sí, la historia podría ser diferente.