Noland Arbaugh está en la historia de la salud y la tecnología al pasar a la historia como el primer hombre en recibir un transplante cerebral de Neuralink que le permite controlar una computadora utilizando únicamente su mente.
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En una entrevista con The Guardian, Arbaugh relató cómo su vida cambió drásticamente tras un accidente de natación que lo dejó tetrapléjico. Sin embargo, su motivación para someterse al implante de Neuralink no se limitó a mejorar su calidad de vida, sino también a contribuir al avance científico. “Sabía los riesgos, pero quería ayudar”, afirmó.
Desde su hogar en Yuma, Arizona, Arbaugh demostró las capacidades del implante, navegando por Internet, enviando mensajes y jugando videojuegos sin mover un solo músculo. “A veces olvido lo impresionante que es, porque es muy natural para mí”, comentó.
El dispositivo implantado, una interfaz cerebro-computadora (BCI), detecta las señales eléctricas del cerebro y las traduce en órdenes digitales. Aunque Neuralink no es la primera compañía en desarrollar esta tecnología, su vínculo con Elon Musk ha impulsado la atención mediática y la inversión en el proyecto, así como el escrutinio sobre su seguridad y viabilidad a largo plazo.
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Arbaugh mantiene la esperanza de que los implantes cerebrales evolucionen hasta permitirle controlar una silla de ruedas o incluso un robot humanoide. Sin embargo, expertos advierten sobre riesgos como la privacidad, ya que el acceso a la actividad cerebral podría comprometer información personal.
A pesar de los desafíos, Arbaugh considera que su experiencia es solo el comienzo de un avance científico con un enorme potencial para mejorar la vida de muchas personas. Su historia destaca la importancia de la innovación tecnológica, pero también la necesidad de un debate ético sobre los límites y las implicaciones de esta tecnología.
