Bill Gates ha planteado una preocupación significativa sobre el papel potencialmente dañino que la inteligencia artificial (IA) podría desempeñar en la política y la democracia. Señala que la IA, en particular los deepfakes y la desinformación generada por esta tecnología, podría socavar la integridad de las votaciones y la confianza en la democracia.
La tecnología no es nueva en la difusión de mentiras y desinformación, pero la IA, con la capacidad de crear audio y video falsos extremadamente convincentes, conocidos como deepfakes, lleva esta problemática a un nivel aún más peligroso.
Gates resalta que un mensaje de voz que parezca auténtico, como un pedido de rescate falso, podría tener un impacto emocional devastador. Además, la IA podría utilizarse a mayor escala para influir en elecciones políticas al difundir información falsa o comprometedora sobre candidatos.
El ejemplo más aterrador
Un ejemplo que Gates menciona es un video falso de un candidato político robando un banco que se viraliza en la mañana de una elección importante. Aunque más tarde se demuestre que es falso, el daño ya estaría hecho, ya que podría influir en la decisión de los votantes, especialmente en elecciones muy reñidas.
A pesar de estas preocupaciones, Gates señala dos razones para el optimismo cauteloso. En primer lugar, la capacidad de las personas para aprender a cuestionar y verificar la información, especialmente ante la creciente sofisticación de las estafas y deepfakes. En segundo lugar, la IA también puede ser utilizada para identificar y detectar deepfakes, lo que permite contrarrestar los efectos perniciosos de esta tecnología.
El filántropo enfatiza que el proceso de detección y contrarresto de deepfakes será cíclico y desafiante, pero no insuperable. Aunque no se puede garantizar un éxito perfecto, la capacidad de defensa contra los abusos de la IA es esencial para preservar la integridad de las elecciones y la democracia en un mundo cada vez más digital.