Quienes crecimos en los años noventa y principios del milenio aprendimos que el Sistema Solar tiene nueve planetas. Eso fue lo que nos dijeron en la escuela. Sin embargo, desde el 2006 diferentes agrupaciones científicas determinaron que Plutón no reunía las condiciones y características para tener el calificativo de “mundo”.
Desde entonces, el sistema estelar que orbitamos redujo su cantidad de mundos a ocho. Ese noveno planeta, que no es Plutón, pareciera estar rondando por una región misteriosa dentro de nuestro vecindario en la Vía Láctea.
Este mundo en particular es uno distinto al llamado ‘Planeta Nueve’ o ‘Planeta X’ del que se teoriza que se encuentra en las cercanías de Neptuno. Ese mundo todavía no ha sido confirmado por los expertos en astronomía o astrofísica.
Del que hablamos en esta reseña es un exoplaneta que habría llegado de los exteriores de nuestro sistema, arrastrado por el centro gravitacional del Sol. Sin embargo, no logró ingresar del todo hasta convertirse en visible desde nuestra superficie, sino que se habría quedado en una zona llamada La nube de Oort.
Esta región del Sistema Solar se encuentra después del Cinturón de Kuiper (cinturón de asteroides) y también reuniría un sinfín de objetos pequeños como rocas que orbital al Sol. Entre estas podría estar este gran mundo que todavía se hace esquivo para los observatorios terrestres.
La teoría reseñada por el sitio web Futurism dice: “Se cree que las inestabilidades dinámicas entre los planetas gigantes son casi omnipresentes y culminan en la expulsión de uno o más planetas al espacio interestelar. Descubrimos que una fracción de los planetas que de otro modo habrían sido expulsados están atrapados en órbitas muy amplias, análogas a las de los cometas de la nube de Oort”.
