Espacio

Estos son los datos que la misión Polaris Dawn de Space X podría revelar sobre la salud humana en el espacio

La misión Polaris Dawn ha concluido su travesía en el espacio, pero el verdadero trabajo apenas comienza.

Polaris Dawn, la reciente misión de SpaceX liderada por el multimillonario Jared Isaacman junto a otros tres tripulantes, ha sido noticia principalmente por llevar a cabo la primera caminata espacial privada; no obstante, más allá de la hazaña, el propósito de esta misión va mucho más allá del turismo espacial.

Y es que, tal y como lo ha señalado el mismo Isaacman, “el viaje ha sido diseñado para hacer importantes aportes a la ciencia, en especial, en lo que respecta a la salud humana en el espacio”.

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Estudiando los efectos del espacio en el cuerpo

Uno de los principales enfoques de la misión es investigar los efectos de los vuelos espaciales en el cuerpo humano. De hecho, el Baylor College of Medicine será el encargado de analizar los resultados de los estudios biomédicos a los que se sometió a la tripulación antes y después del viaje. Este tipo de investigaciones son claves para entender cómo responde nuestro organismo en condiciones espaciales extremas.

Lo que distingue a Polaris Dawn de otras misiones espaciales es la altitud que alcanzó: 1.400 km sobre la superficie terrestre, lo que la convierte en la misión tripulada más lejana desde las del programa Apolo. Esta altitud permitió que la nave pasara por el cinturón de Van Allen, una zona cargada de partículas que protegen a la Tierra de la radiación.

Durante la misión, los astronautas estuvieron equipados con sensores para medir la exposición a radiación, y el interior de la nave también contaba con detectores que ayudaron a identificar los tipos de radiación presentes en esa región del espacio.

El subdirector del Instituto de Investigación Traslacional para la Salud en el Espacio del Baylor, Jimmy Wu, comentó que esta misión brinda una oportunidad única para obtener datos cruciales sobre la exposición a la radiación en altitudes tan altas.

“Es algo que no se ha estudiado mucho porque muy pocas personas han llegado tan lejos. Entender esto es fundamental”, dijo Wu.

Una oportunidad en misiones cortas

Aunque la misión de Polaris Dawn solo duró cinco días, en comparación con los seis meses habituales de una rotación en la Estación Espacial Internacional (EEI), eso no significa que no se puedan obtener datos relevantes. De hecho, hay ciertos efectos del vuelo espacial que ocurren en las primeras horas o días del viaje, lo que convierte a las misiones cortas en una oportunidad perfecta para estudiarlos.

Uno de los fenómenos más comunes es el mareo espacial, una afección que puede afectar a los astronautas cuando entran o salen de un ambiente de microgravedad. Aunque parezca solo una molestia, puede representar un problema serio si los astronautas no pueden desempeñar funciones clave, especialmente durante el aterrizaje.

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“Si llegas a la Luna, no habrá nadie para recibirte. ¿Qué pasa si hay un accidente en el aterrizaje y tienes que salir de la nave? Si has perdido el sentido de la orientación, ¿serás capaz de hacerlo?”, planteó Wu.

Otro tema clave de estudio es cómo se combinan factores como la microgravedad, la radiación y el confinamiento para generar estrés en el cuerpo: no se trata solo de entender un factor aislado, sino de comprender el impacto acumulativo de todos ellos.

Diversidad en el espacio: el nuevo reto

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Aunque algunos ven los vuelos espaciales privados como una forma de democratizar el acceso al espacio, lo cierto es que, hasta ahora, quienes viajan son en su mayoría multimillonarios y sus conocidos, como el caso de Isaacman. Dicho esto,Wu señaló que los astronautas que tradicionalmente participan en misiones espaciales no son representativos de la población general, ya que se seleccionan personas extremadamente sanas y con gran resistencia física.

La misión Polaris Dawn ha dado un paso hacia la diversidad al contar con una tripulación compuesta por hombres y mujeres por igual, lo que permitirá hacer comparaciones entre géneros. Además, futuros vuelos comerciales podrían ampliar el rango de datos al incluir a personas con condiciones preexistentes, como diabetes o enfermedades cardiovasculares. Este tipo de información es clave para entender cómo respondemos a los vuelos espaciales y qué se necesita para garantizar la seguridad y el bienestar de una mayor variedad de personas en el espacio.

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Impacto en la Tierra

Uno de los experimentos más sencillos pero con mayor potencial es el uso de un escáner de ultrasonido miniaturizado que los astronautas de Polaris Dawn utilizaron para recopilar datos médicos de sí mismos. La idea no solo es ver cómo funciona el dispositivo en el espacio, sino también encontrar la mejor manera de entrenar a personas no especializadas en su uso.

Lo más interesante es que esta tecnología, diseñada para el espacio, también podría tener un gran impacto en la Tierra, especialmente en zonas rurales o en lugares con acceso limitado a profesionales de la salud. Si somos capaces de mantener a alguien sano en el espacio, podríamos aplicar los mismos principios para mejorar la atención médica en cualquier parte del mundo.

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