Seamos honestos, resulta imposible hablar de Halo sin ponernos nostálgicos. Se trata de una franquicia muy importante con la que han crecido generaciones completas de gamers.
Algunos tuvimos la suerte de ver su nacimiento y consagración junto con la primera consola Xbox, allá por el año 2001. Otros iniciaron su vida como videojugadores en un mundo donde ya había más de un juego de esta saga.
Pero de un modo u otro el Master Chief ya se siente como si siempre hubiera estado ahí, junto a Mario, Sonic y otros personajes de leyenda.
Ahora, contra todo pronóstico, sucedió lo que muchos consideraban imposible. Halo ha dado el salto fuera los videojuegos para llegar a la pantalla en formato de serie.
Y la pregunta máxima aquí es obvia: ¿Es realmente buena o es un fracaso absoluto?
Para responder a esa pregunta es necesario antes dar un recorrido por el pasado.
Halo: el proyecto condenado
Prácticamente desde la locura y fenómeno en la cultura popular que marcó el lanzamiento de Halo en 2004 se venía hablando de la expansión de este universo a otros formatos.
En 2006 tuvimos el primer proyecto que buscaba adaptar la saga a la pantalla grande. La intención era hacer una película, que inició su preproducción un año antes de salir el tercer juego de la trilogía inicial.
Pero todos conocen la historia, Fox y Universal intentaron hacer despegar el proyecto, pero Microsoft buscaba un grado considerable de control sobre todo para aprobar reparto, directores y miembros clave del equipo de producción.
En algún punto hasta Guillermo del Toro y Peter Jackson estuvieron involucrados, pero la semilla murió y la película quedó en el limbo, hasta que Steven Spielberg quiso salvar todo en 2013.
Por desgracia el proyecto nuevamente se perdería en la nada gracias al lanzamiento accidentado de la Xbox One, proyectada originalmente como una plataforma de entretenimiento con una consola casi anexa entre fuertes candados de DRM.
El tiempo pasó, Bungie se fue y 343 Industries llegó, para darle nueva vida a la franquicia y expandir el universo de Master Chief. Algunos juegos, adaptaciones, expansiones, remasterizaciones y una pandemia después fue que llegamos aquí.
Los primeros episodios de Halo son una promesa seria
Desde el primer segundo del primer capítulo de la serie de Halo algo nos queda claro: todos los involucrados en la serie van en serio y no están jugando. Esta es una producción de primer nivel que busca superar las expectativas de los fans y la de cualquier devoto a las series de televisión.
La audiencia al parecer inevitablemente dibujará paralelismos entre The Mandalorian y la serie de Halo. Los valores de producción están a la par, son de primer nivel y el misticismo inicial de ambos héroes enmascarados luce similar en esencia.
Por fortuna bastan pocos minutos en la trama de esta aventura para percatarse de las primeras sorpresas, tanto para fans como para espectadores casuales.
Hay giros atrevidos que incluso rompen parte del paradigma impuesto por inercia en la saga de videojuegos desde hace décadas y con ello queda clara la apuesta por lograr algo distinto, con peso e identidad propia que también se mantiene fiel al núcleo de la franquicia.
Pablo Schreiber como Master Chief pudo haber detonado dudas iniciales cuando se anunció su casting como el responsable de encarnar a este legendario personaje.
Pero bastan los primeros segundos de él a cuadro con la icónica armadura, demostrando su manejo corporal y de voz para convencernos de que el actor nació para este papel y es uno de los aspectos más solidos de esta producción.
El temor a que fracasara la adaptación de una dinámica que se vive en perspectiva de primera persona al adoptar el lenguaje cinematográfico (como sucedió con la película de Doom) desaparece pronto.
En entrevista con FayerWayer, Kiki Wolfkill, productora ejecutiva de 343 Industries y de la propia serie de Halo, nos habló sobre los retos y diferencias que hay entre crear un juego y hacer una serie de la misma franquicia:
Por fortuna el equipo detrás de cámaras tiene claro cómo marcar el ritmo, montar las secuencias de acción e involucrar emocionalmente al espectador con viejos trucos visuales y narrativos que son efectivos y ágiles para meternos de lleno en esta nueva línea de tiempo sin obsesionarse por compararlo con el juego original.
Porque sí, es una realidad, los más puristas de Halo podrán tener problemas al no encontrarse con una serie que adapta religiosamente la mitología de los primeros títulos y hasta el aspecto de algunos personajes. Pero la ambición de lo que busca lograr hace que valga la pena la apuesta.
Aunque no todo sea impecable. Se admira por ejemplo la determinación a apegarse al espíritu de Halo conservando las escenas de acción en entornos de día e iluminados. Pero eso no ayuda mucho a que los efectos CGI resulten convincentes o irrebatiblemente intimidantes. Particularmente con los Covenant.
Aquí hay muchas reglas nuevas, situaciones que tal vez jamás habíamos imaginado para Master Chief en donde incluso algunas convenciones virtualmente se rompen para darle cabida a un planteamiento que se siente más óptimo para una serie de este calibre.
Los dos primeros episodios de Halo están al nivel de cualquier otra producción épica reciente y si mantienen el ritmo de arranque en el resto de las dos temporadas (ya confirmadas) estaremos ante una adaptación más que digna que abriría horizontes para más historias y formatos. No solo en la plataforma de streaming.
Tuvimos oportunidad de charlar con Kiki Wolfkill y Pablo Schreiber sobre este y otros temas. En días pasados compartimos estas conversaciones y las recomendamos ampliamente para enriquecer más la experiencia antes del estreno.
La serie de Halo se estrena de forma exclusiva en Paramount+ a partir del 24 de marzo de 2022 y estará disponible también desde esa fecha para América Latina.
