En un giro inesperado en el conflicto bélico, Ucrania ha revelado la existencia de un nuevo sistema de defensa aérea: el láser “Tryzub”. Según declaraciones del comandante de las fuerzas de aviones no tripulados, Vadym Sukharevskyi, este arma ya es capaz de derribar drones a una altitud de más de 2 kilómetros.
También te puede interesar: [Tecnología de guerra: Los 5 misiles estadounidenses que han transformado la guerra de Ucrania]
Una tecnología que cambiaria los conflictos bélicos como los conocemos
El “Tryzub”, cuyo nombre significa “tridente” en ucraniano, se suma a la creciente lista de sistemas láser antiaéreos que están revolucionando la defensa contra drones. Países como Estados Unidos, Israel y Rusia han invertido fuertemente en esta tecnología, reconociendo su potencial para neutralizar amenazas aéreas de bajo coste y alta movilidad.
Estados Unidos ha sido pionero en el despliegue de sistemas láser en el campo de batalla. El Láser de Alta Energía Paletizado (P-HEL) ha demostrado su eficacia en el Medio Oriente, protegiendo a las tropas de ataques con drones. Este sistema, desarrollado por BlueHalo, destaca por su portabilidad y bajo coste por disparo, lo que lo convierte en una herramienta valiosa para fuerzas militares con presupuestos limitados.
Israel, otro líder en tecnología militar, ha desarrollado el “Iron Beam”, un sistema láser diseñado para complementar sus defensas aéreas existentes. Este sistema, desarrollado por Rafael Advanced Defense Systems y Elbit Systems, ofrece una protección más económica y eficiente contra amenazas de corto alcance como cohetes y drones. Sin embargo, su eficacia puede verse afectada por condiciones climáticas adversas.
Rusia también ha entrado en la carrera de los láseres militares con el “Peresvet”. Este sistema, presentado por Vladimir Putin en 2018, tiene como objetivo principal cegar satélites enemigos, lo que lo convierte en un arma estratégica de gran alcance. Este forma parte de la estrategia rusa para garantizar la superioridad militar en el espacio.
La aparición de sistemas láser como el “Tryzub” marca un punto de quiebre en lo que conocemos como guerra moderna. Estos sistemas ofrecen una serie de ventajas sobre las armas convencionales, como mayor precisión, menor coste por disparo y la capacidad de neutralizar múltiples amenazas simultáneamente. Sin embargo, también presentan desafíos, como la necesidad de desarrollar fuentes de energía más potentes y sistemas de control más sofisticados.
