El pasado mes de octubre se lanzó en América (septiembre en Japón) Fire Emblem Warriors para 3DS y Nintendo Switch, un musou que mezcla elementos de juegos típicos del hack and slash con los clásicos elementos de Fire Emblem. Para muchos, un musou es siempre lo mismo: much fan service con los personajes más populares de una franquicia. ¿Un ejemplo de esto? Hyrule Warriors, que es solo pelear con cientos de enemigos con personajes que tú conoces, sin ningún elemento de historia o RPG.
Pero el Fire Emblem Warriors es algo diferente al típico machaca botones: antes de una batalla, puedes armarla, y ordenar las unidades para atacar y proteger a ciertos flancos, dándole una complejidad que vuelve este juego bastante completo y entretenido.
Fire Emblem Warriors tiene una historia, en primer lugar: eres príncipe o princesa de Aytolis y tu reino es invadido por monstruos y vas encontrando aliados como los hermanos de Ylisse, Chrom y Lissa. Además, al superar un capítulo, se desarrolla una historia, habiendo también paralelas y crónicas, donde puedes revivir el final de otros juegos de la saga.
La forma en que los modos de batalla se llevan también es diferente: puedes hacer estrategia. Mientras estás peleando contra cien personas, se puede enviar a una unidad a un lugar específico, lo cual igual de cierto modo tiene pros y contras.
Al mezclar lo estratégico con musou, el problema es que de repente tienes poco control sobre los personajes que no estás usando (pese a que existe la ilusión de que efectivamente, lo tienes) y como toda la acción sucede en tiempo real, uno se puede a llegar a perder un poco entre tanto acontecimiento. En los juegos de estrategia más puros uno tiene absoluto control del personaje dentro de un turno. Aquí, en ocasiones los personajes en el juego se te van perdiendo.
Por ejemplo: tienes tres personajes, y a los tres los mandas a distintos lados, y tú diriges a uno, entonces si quieres que la unidad que estás controlando tú vaya a cierto lugar del mapa a atacar puedes demorarte más de la cuenta, dificultando cumplir las misiones o controlar todos los factores en tiempo real. La unidad no se desplaza como en un juego de estrategia, dándole más adrenalina al no saber que tu mapa táctico efectivamente tenga éxito.
Esto hace que el modo de batalla sea algo más estresante, pero igual divertido. Hay misiones secundarias activas mientras se pelea la primaria, como por ejemplo salvar a un sacerdote o aldeano o cuidar el tesoro de un ladrón o ayudar a una unidad que está en peligro. Aunque claro, eso puede desviarte un poco la atención de la misión principal.
Un punto genial de este juego es que mantiene los vínculos entre los personajes. Durante la batalla, estos tienen diálogos, se felicitan y si fracasan también lo hablan, fortaleciendo los lazos entre unidades con animaciones en cada capítulo, tal cual sucede en los clásicos Fire Emblem.
Para algunos, Fire Emblem Warriors puede ser una aberración, porque rompe derechamente con el esquema táctico histórico propio de la saga. Pero a la vez puede ser genial tener la chance de jugar activamente con tu personaje favorito a diferencia de la versión más “pura” el estratégico, das una orden y ves una animación de la unidad atacando y solo se mira la acción, igual que en la historia, donde ves una animación y un montón de diálogos.
De repente es demasiado estresante tener usar activamente una unidad y que pasen demasiadas cosas alrededor tuyo sobre las que no puedes tener control. Y por ello, es posible que los fans de los juegos RPG de estrategia más duros terminen odiando Fire Emblem Warriors.
Pero después de todo, era entretenido controlar a Chrom y saber que estás usando la Falchion. Y para los seguidores de la saga y fanáticos de Fire Emblem como yo, tal vez esto sea más que suficiente.