Si preguntas a cualquiera que use Netflix que le parece el producto por el que está pagando, seguramente te dirá que si paga es por algo, porque lo que tiene es interesante. Aunque pienso que también veríamos respuestas de personas que si bien pagan es porque hay cierto contenido que le interesa, existe una gran mayoría de películas, series y documentales de poca calidad o de interés nulo.
¿Quién esperaba que Netflix y Amazon fuesen la nueva revolución en el mundo de las series? Sus usuarios. Sin embargo, en Hollywood nunca se enteraron.
En la noche del domingo 11 de enero, la serie Transparent, de Amazon, y House of Cards, de Netflix, arrasaron en los premios Globos de Oro: la primera con dos preseas, la segunda con una estatuilla.
El actor Jeffrey Tambor ganó el premio a mejor actor en una serie de TV, comedia o musical. La serie que protagoniza, Transparent, ganó el premio a la mejor serie de TV, comedia o musical. Se trata de una emotiva historia de como una familia acepta que su padre de más de cincuenta años es transgénero.
Mientras tanto, Kevin Spacey se llevaba el premio a mejor actor en un drama de televisión. Netflix consiguió 31 nominaciones a los Emmy y ganó varias. House of Cards es una serie buena, con actores que quitan el hipo y un guión que cuenta una historia que engancha episodio a episodio. Esta es una gran serie, en realidad diría que es una gran película contada en 13 actos.
Las palabras del actor Kevin Spacey sobre como Netflix aprendió a como hacer buen cine en formato de serie y emitirlo para un nuevo público sigue siendo uno de los mejores discursos sobre el estado del mundo del entretenimiento hoy en día. Lo que demuestra que el modelo tradicional de series emitidas con un episodio por semana ya no es válido y que la gente quiere contenido, cuanto antes y a un precio razonable.
Cuidado, si bien estos premios son reconocimientos a buenas interpretaciones y a buenas historias bien contadas, no es la gota que colma el vaso de Hollywood.
Muchas de las series más famosas de la televisión se emiten en cadenas de pago de EE.UU. donde las mayores ganancias se hacen gracias a la emisión en prime time. Este modelo sigue siendo el más rentable y con el que sobrevive toda una generación de profesionales.
No puedes “cortar el cable” del mundo de la televisión sin más
¿Es el streaming la panacea del mundo de las series y películas? Sí y no.
Sí, porque ya están revolucionando los premios que otorga este mismo negocio, pues se da cuenta que el formato de streaming no sólo es una forma de dar contenido a muchas personas, también es rentable. No porque aunque sea rentable, el negocio es el negocio y ahora mismo el dinero está en la emisión tradicional de televisión.
En EE.UU., el país de referencia cuando hablamos del streaming y del negocio del espectáculo, existe un movimiento llamado cord cutters. Es el nombre dado a las personas que dejan de pagar paquetes de canales de sus proveedores dados los precios y las tasas escondidas de contratación. Para cambiar se mueven a servicios online que usan en sus televisores, portátiles o smartphones/tablets.
Pero este movimiento, aunque extenso, tiene un riesgo. Aún no es posible emitir exclusivamente grandes eventos televisivos mediante streaming por dos motivos. Primero por capacidad: la emisión vía streaming de la cuarta temporada de Game of Thrones fue un fracaso por los problemas de conexión. Por ahora parece que estas cadenas no tienen la suficiente capacidad para hacer un gran estreno donde tengas miles de personas conectadas al mismo tiempo en un pesado video en alta definición.
El segundo motivo es el dinero. Parece imposible costear grandes eventos con el dinero que genera el streaming. Por ejemplo, emitir la final de la Super Bowl es tan costoso que trasmitirlo de esa manera sería tan caro como poco productivo.
Te recomiendo leer “The Cord-Cutting Fantasy“, de Ben Thomson, el cual es un texto que analiza este fenómeno y que, por cierto, está escrito en inglés.