Hace cuatro años vivía tranquilamente en mi rincón de internet rodeado de amigos en un mundo llamado MySpace. Con el tiempo me di cuenta que estaba metido en un tremendo enredo social. Lo que pudo haber sido un simple sistema de buscar, encontrar y mantener relaciones con amigos, se transformó en un caos totalmente desorganizado.
Desesperado migré hacia Facebook donde me reencontré con mis amigos y mi paz interior. Todo estaba perfecto, hasta que llegó ese maldito oscuro día de Mayo 2007 cuando Mark Zuckerberg decide prostituir su API permitiendo a cualquier mortal desarrollar aplicaciones en Facebook y posteriormente envenenar el servicio.
No es que no me guste la idea de abrir los servicios a terceros, es más, la propuesta OpenSocial es sumamente interesante si es aplicada correctamente. Lo que pasa es que desde que Facebook abrió sus puertas a los desarrolladores, me comenzaron a llegar invitaciones a tomar cerveza virtual, mis amigos se transformaron en Zombies y Vampiros con ganas de morderme y cada día al llegar al trabajo tenía que luchar contra Ninjas para así poder dormir tranquilo. Además, aplicaciones como “Super Wall” son tan horribles e intrusivas que deberían cambiarle el nombre a “Spam Wall”.
Hoy MySpace introduce oficialmente su MDP reconociendo que su relación con los programadores en el pasado dejaba mucho que desear. Con esto, el servicio que ya es tan decadente, será más horrible y caótico todavía. Pero claro, ya está generando tanta emoción que les aseguro tendrá muchísimo éxito durante los próximos doce meses hasta que los usuarios se aburran de perder el tiempo en esta red que de “social” ya no le queda nada.
Desde un punto de vista del negocio, publicar el API es algo sumamente beneficioso y lucrativo: Facebook, que ya tienen más de 14,000 aplicaciones esta casi duplicando su tráfico en los últimos ocho meses además de generar más interés en el servicio, lo que se traduce naturalmente a su sobrevalorización en la industria. Pero no nos engañemos. Esto es parte de la euforia y el “síndrome del juguete nuevo”.
A la larga, los que saldrán perdiendo somos nosotros, los usuarios que simplemente queremos mantener nuestros contactos y crear relaciones humanas organizadamente sin tener que arrancar de los zombies y vampiros que dentro de un mes, también harán de las suyas en MySpace.