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No solo sería TikTok: Estados Unidos estaría a punto de prohibir a los autos chinos

El mercado automotriz en Estados Unidos podría vivir un remezón.

Con la salida de Biden de la Casa Blanca a la vuelta de la esquina, su administración ha decidido dejar un último golpe contundente: una serie de reglas que podrían cambiar para siempre la venta de vehículos eléctricos y conectados en Estados Unidos. El plan incluye prohibir software y hardware automotriz procedente de China y Rusia, y aunque el argumento es proteger la seguridad nacional, las implicaciones para los consumidores y la industria son enormes.

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“Dos millones de autos chinos en nuestras carreteras”: el temor de la administración

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La nueva regulación apunta directamente a cualquier componente chino o ruso que permita a los vehículos modernos conectarse al resto del mundo. Eso incluye cosas tan comunes como GPS, Bluetooth, Wi-Fi, cámaras, sensores, micrófonos activados por voz y conexiones de datos celulares. Básicamente, cualquier tecnología que convierta a tu auto en un “smartphone sobre ruedas”.

La secretaria de Comercio, Gina Raimondo, no se anduvo con rodeos. En una entrevista con Reuters, afirmó: “No queremos darnos cuenta demasiado tarde de que dos millones de autos chinos representan una amenaza para nuestra seguridad”. Según el gobierno, esos componentes podrían ser utilizados por “adversarios extranjeros” para recolectar datos sensibles, desde la ubicación de los conductores hasta grabaciones de voz y video en tiempo real.

Impacto directo en los autos eléctricos (y en tu bolsillo)

Si bien la idea de proteger la seguridad nacional suena razonable, la implementación de estas reglas podría sacudir por completo el mercado de vehículos eléctricos en Norteamérica. Muchas marcas, incluso algunas tan populares como Volkswagen, GM, Toyota y Ford, dependen de proveedores chinos para ciertas piezas.

Algunas empresas, como Polestar (propiedad de la china Geely), podrían quedar fuera del mercado estadounidense por completo. Esto a pesar de que Polestar fabrica gran parte de sus autos en Carolina del Sur: Sí, incluso marcas que producen localmente se verán afectadas si dependen de tecnología china.

Y luego está la ley de la oferta y la demanda. Con menos competencia china, los fabricantes occidentales tendrán vía libre para subir precios sin preocuparse por los rivales más baratos. ¿El resultado? Los autos eléctricos en Estados Unidos podrían volverse mucho más caros, haciendo más difícil su adopción masiva.

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Los autos autónomos también reciben un golpe

La prohibición no solo afecta a los vehículos eléctricos convencionales, sino también a los vehículos autónomos y los servicios de transporte compartido. Por ejemplo, empresas como Waymo (de Google) que planeaban usar modelos de la marca china Zeekr tendrán que replantearse su estrategia.

El Zeekr M MPV, que prometía ser el nuevo robotaxi con mejor autonomía de batería, ahora podría quedarse fuera de las carreteras estadounidenses. Esto obligará a Waymo y a otras empresas a rediseñar sus flotas utilizando hardware y software que cumplan con las nuevas normas.

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¿Un golpe duro o un movimiento necesario?

Aunque la administración Biden defiende estas reglas como una medida crucial para proteger la seguridad nacional, no todos están convencidos. El problema, según algunos críticos, es que Estados Unidos ya utiliza toneladas de tecnología conectada de origen chino en otros sectores, como electrodomésticos inteligentes, drones y dispositivos móviles.

Entonces, ¿por qué apuntar con tanta fuerza a la industria automotriz? Una teoría es que los autos modernos están convirtiéndose en verdaderos recolectores de datos: saben dónde vas, qué música escuchas, e incluso podrían grabar lo que dices. En comparación, tu aspiradora inteligente parece un simple juguete.

Pero mientras tanto, marcas chinas que han trabajado para mejorar su reputación, como BYD y XPeng, podrían quedarse fuera de uno de los mercados más grandes del mundo. Y para los consumidores estadounidenses, la consecuencia directa será menos opciones y precios más altos.

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Elon Musk, el crítico inesperado

El plan de Biden tampoco le cayó bien a Elon Musk, quien describió estas medidas como “cargas regulatorias innecesarias”. Y, claro, no es difícil ver por qué. Tesla, la joya de la corona de Musk, fabrica en China y depende de tecnología china en muchos de sus vehículos.

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Sin embargo, Musk también tiene un “as bajo la manga”. Con sus estrechos vínculos con el presidente electo, es posible que algunas de estas decisiones de la administración Biden se revisen o incluso se cancelen una vez que se produzca el cambio de mando.

¿Qué significa esto para el futuro de los autos?

La normativa tiene plazos claros: el software será regulado en los modelos de 2027 y el hardware en los de 2029. Esto le da a la industria automotriz algo de tiempo para adaptarse, aunque no será fácil. Cambiar proveedores, rediseñar componentes y cumplir con las nuevas reglas llevará tiempo y dinero.

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¿Protegerá esto realmente la seguridad nacional? Es difícil decirlo. Lo que es seguro es que el consumidor promedio verá menos variedad y precios más altos en el futuro cercano.

¿El fin de la competencia o un mercado más seguro?

Por ahora, el debate sigue abierto. Por un lado, es difícil ignorar la lógica detrás de proteger los datos sensibles de los conductores. Pero, por otro lado, ¿es realmente necesario sacrificar opciones y encarecer los autos eléctricos en un momento en que la sostenibilidad debería ser prioridad?

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La próxima generación de autos está en juego, y si algo queda claro, es que 2025 marcará un punto de inflexión en cómo Estados Unidos maneja su relación con China y la tecnología conectada. Por ahora, los consumidores solo pueden esperar y ver si estas reglas traerán más beneficios… o más dolores de cabeza (y de bolsillo)

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