Un reciente estudio ha revelado un sorprendente hallazgo en los restos del laboratorio del renombrado astrónomo Tycho Brahe. A pesar de ser conocido principalmente por sus contribuciones a la astronomía, Brahe también era un apasionado alquimista que dedicaba gran parte de su tiempo a la creación de medicinas y ahora, un grupo de cientificos descubrio Wolframio en sus herramientas, un elemento que se descubriría casi doscientos años despúes.
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En un articulo publicado en la revista Heritage Science, investigadores de la Universidad del Sur de Dinamarca y del Museo Nacional de Dinamarca han analizado fragmentos de cerámica y vidrio encontrados en el antiguo jardín del castillo de Uraniborg, donde Brahe tenía su observatorio. Estos fragmentos, que se cree procedían de su laboratorio alquímico, han revelado la presencia de una amplia gama de elementos, entre ellos níquel, cobre, zinc, estaño, antimonio, oro, mercurio y plomo. Sin embargo, el descubrimiento más sorprendente ha sido la detección de wolframio, un elemento que no fue clasificado oficialmente hasta casi dos siglos después.
La presencia de wolframio en el laboratorio de Brahe ha desconcertado a los científicos. Kaare Lund Rasmussen, experto en arqueometría, ha señalado que el wolframio era un elemento desconocido en la época del famoso alquimista y ha planteado la hipótesis de que el astrónomo podría haber tenido conocimiento de este elemento a través de sus contactos en Alemania, donde se sospecha que el wolframio fue descubierto por primera vez bajo el nombre de “Wolfram”.
Además del wolframio, los investigadores han encontrado concentraciones inusualmente altas de otros elementos, lo que sugiere que Brahe utilizaba técnicas de enriquecimiento para crear sus medicamentos. Estas sustancias, que incluían desde carne de serpiente y opio hasta metales y hierbas, eran utilizadas para elaborar remedios contra enfermedades como la peste.
La conexión entre la alquimia y la astronomía era fundamental para Brahe y otros de su época. Creían que existía una correspondencia entre los cuerpos celestes, los elementos y los órganos del cuerpo humano. El oro, por ejemplo, se asociaba con el Sol y el corazón, mientras que la plata se vinculaba con la Luna y el cerebro.
El descubrimiento del wolframio en el laboratorio de Brahe no solo arroja nueva luz sobre las prácticas alquímicas de esta figura histórica, sino que también pone sobre la mesa diversas preguntas sobre la naturaleza de las sustancias que utilizaba para crear sus medicamentos con investigaciones mucho más sofisticadas de lo que se pensaba anteriormente.