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¿Qué pasaría si gigantes tecnológicos como Google estuvieran obligadas a desaparecer?

Si bien es una opción muy, muy lejana, podría pasar.

El Departamento de Justicia de los Estados Unidos podría estar preparando una de las decisiones más significativas en el ámbito de la tecnología: solicitar la división de Google. Si esta medida avanza y los tribunales dan luz verde, la empresa podría ser fragmentada en diferentes entidades separadas.

Cada una de estas unidades tendría un enfoque específico: un motor de búsqueda, una empresa de publicidad, un sitio de vídeos como YouTube, y una aplicación de mapas, entre otros. Estas nuevas entidades no podrían compartir datos entre sí, lo que cambiaría por completo el panorama actual.

El contexto de las grandes tecnológicas

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Este tipo de medidas está siendo considerado tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea, donde los reguladores se están mostrando cada vez más preocupados por el creciente poder de las grandes empresas tecnológicas.

El dominio de Google en las búsquedas en Internet, la capacidad de Meta (dueña de Facebook, Instagram y WhatsApp) para recopilar datos personales y la dependencia de muchas pequeñas empresas en Amazon son temas que han encendido las alarmas entre los reguladores.

Estas compañías tienen un control significativo sobre mercados clave, lo que limita la competencia.

¿Cómo afectaría a los consumidores la ruptura de estas empresas?

Aquellos que apoyan la idea de dividir las grandes tecnológicas creen que esto traería importantes beneficios para los consumidores. Una mayor competencia significaría más opciones y mejores servicios. Imagina el año 2030: en este escenario futurista, las aplicaciones y servicios tecnológicos serían mucho más interoperables.

Por ejemplo, podrías enviar mensajes desde WhatsApp a Signal sin complicaciones, algo que hoy en día no es posible.

La interoperabilidad, es decir, la capacidad de que diferentes sistemas trabajen juntos sin problemas, estaría por todas partes. Tal como ahora puedes enviar correos de Gmail a Hotmail sin problemas, en 2030 podrías publicar y acceder a contenido en redes sociales distintas sin importar cuál estés usando.

Ya no tendrías que usar una aplicación solo porque todos los demás la usan, sino que podrías elegir la que más te guste por su diseño o funciones.

Más opciones para elegir

Del mismo modo, en 2030 tendrías acceso a una mayor variedad de aplicaciones para elegir restaurantes o recibir indicaciones de cómo llegar a tu destino. Las reseñas vendrían de personas que sigues, sin importar en qué plataforma compartan sus opiniones.

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La competencia haría que las aplicaciones de mapas, por ejemplo, se esfuercen más en ofrecer un servicio de calidad. Ya no verías anuncios o contenido generado por inteligencia artificial si no te interesa, porque bastaría con cambiarte a otra aplicación que ofrezca una mejor experiencia.

Más competencia, más innovación

Para los defensores de la división de las grandes tecnológicas, este aumento en la competencia sería clave. En lugar de que los desarrolladores tengan que pagar grandes comisiones a Google o Apple para vender sus aplicaciones, habría una variedad de tiendas de apps que competirían por ofrecer mejores productos a precios más bajos.

Este escenario fomentaría la innovación tecnológica, ya que los desarrolladores tendrían más libertad y menos barreras. Las investigaciones también indican que, cuando los consumidores tienen más opciones, tienden a exigir más de las empresas, lo que a su vez impulsa la mejora de productos y servicios.

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¿Qué pasaría con los datos personales?

Uno de los cambios más significativos que podría traer la división de las grandes tecnológicas sería en el ámbito de los datos personales. Actualmente, empresas como Google recopilan enormes cantidades de información sobre ti: lo que buscas, lo que compras, a dónde vas, etc.

Con una división, podrías convertirte en el único propietario de tus datos.

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En este futuro, toda tu información estaría almacenada en un servidor cifrado al que solo tú tendrías acceso. Las empresas podrían ofrecerte aplicaciones para organizar y gestionar tus datos, pero siempre serías tú quien decida cómo y cuándo compartir esa información.

Esto te daría un control sin precedentes sobre tu historial de navegación, tus compras, tus viajes y hasta tus datos de salud.

Los desafíos de dividir las grandes tecnológicas

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Sin embargo, esta transformación no sería sencilla ni estaría exenta de riesgos. Una de las principales consecuencias sería que las grandes empresas tecnológicas perderían rentabilidad.

Actualmente, compañías como Google y Meta generan ingresos significativos a través de la publicidad, gracias a la información detallada que recogen sobre sus usuarios. Si ya no pueden acceder a esos datos de la misma manera, es posible que comiencen a cobrar por algunos de sus servicios.

Otro riesgo es que, con la aparición de más aplicaciones y servicios, también podría haber más espacio para apps fraudulentas o maliciosas. Aunque la diversidad de opciones puede ser una ventaja para algunos, también puede ser un problema para aquellos que ya encuentran la tecnología actual demasiado compleja.

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A pesar de los desafíos, muchos reguladores consideran que la desintegración de las grandes empresas tecnológicas podría ser la solución a los problemas de monopolio y concentración de poder.

La decisión de avanzar en esta dirección aún no está tomada, pero si se llega a implementar, podría cambiar radicalmente el panorama digital y dar más control a los usuarios sobre su experiencia en línea.

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