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Asmongold y la cultura tóxica del streaming I ¿Está afectando a los creadores de contenido sin que lo sepan?

¿Los streamers son conscientes de que, muchas veces, su contenido cruza la línea?

La semana pasada, el famoso streamer de Twitch Zach Hoyt, más conocido como Asmongold, desató una polémica al hacer comentarios racistas sobre los palestinos, mostrando su indiferencia hacia la campaña militar que ha cobrado miles de vidas, incluidas las de muchos niños. “Me importa un carajo”, declaró, “son gente terrible”.

Conocido por su lenguaje provocador, las reacciones a sus comentarios fueron lo suficientemente contundentes como para que Hoyt reconsiderara su postura. Poco después de la transmisión, Hoyt ofreció una disculpa, admitiendo: “Fui demasiado imbécil con lo de Palestina. Mi culpa”. Twitch suspendió su canal por 14 días, y Hoyt anunció que se alejaría de sus funciones de liderazgo en su empresa de medios, OTK.

En un video de YouTube, Hoyt reflexionó sobre el impacto negativo que el streaming ha tenido en su personalidad, reconociendo que en los últimos dos años ha estado “degradándose lentamente” hasta convertirse en una versión más “mezquina y psicópata” de sí mismo.

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Este incidente pone de relieve uno de los problemas fundamentales de estar en línea: la cultura del streaming y cómo fomenta comportamientos imprudentes. Es uno de los pocos casos en los que una figura pública con una audiencia masiva (Hoyt cuenta con 1,8 millones de seguidores en Twitch) ha reconocido que su conducta está relacionada con las dinámicas tóxicas del medio.

El Streaming y la Búsqueda de Controversias

Desde hace años, los creadores populares han recurrido a comentarios impactantes para generar visitas y mantener la relevancia. En 2017, PewDiePie generó controversia al pagarle a dos personas para que sostuvieran un cartel con un mensaje antisemita.

Un año después, Logan Paul provocó indignación al filmar a una víctima de suicidio en Japón. Este tipo de comportamiento, que alguna vez fue la excepción, se ha convertido en la norma, especialmente en plataformas de transmisión en vivo como Twitch.

El problema se agrava cuando los streamers explotan la indignación para atraer más espectadores. Ejemplos recientes incluyen a Jack Doherty, quien fue expulsado de Kick después de chocar su auto mientras enviaba mensajes de texto al volante, y a Adin Ross, conocido por acoger en su canal a figuras polémicas como Nick Fuentes y Andrew Tate.

El Rol de las Plataformas en la Creación de un Entorno Tóxico

Las plataformas de streaming tienen una responsabilidad en la forma en que permiten este comportamiento. Cuanto más impacto genera un creador, mayor es su audiencia, lo que lleva a que las plataformas sean más indulgentes con sus acciones. Twitch, aunque tiene políticas estrictas de moderación de contenido, enfrenta competencia de Kick, una plataforma que ha ganado popularidad al atraer a creadores descontentos con las reglas de Twitch.

Kick, cofundada por los creadores del sitio de casino Stake, ha permitido contenido que sería prohibido en cualquier otro lugar. Adin Ross mostró pornografía en su transmisión, y Ice Poseidon fue criticado por contratar a una trabajadora sexual y transmitir el encuentro sin su consentimiento.

El juego en línea también ha encontrado su hogar en Kick, especialmente después de que Twitch prohibiera este tipo de contenido. Streamers como xQc han admitido su adicción al juego en transmisiones en vivo, lo que solo refuerza las críticas hacia Kick y su contenido.

¿Qué Sucede Cuando los Streamers Cruzan la Línea?

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Históricamente, cuanto mayor es la audiencia de un streamer, menos dispuestas están las plataformas a aplicar sanciones severas. Streamers como Nick “Nickmercs” Kolcheff o Dr Disrespect han sido suspendidos, pero rápidamente encuentran otro hogar en plataformas rivales como YouTube o Kick. Adin Ross, después de ser expulsado de Twitch, siguió transmitiendo en Kick, donde continúa con su estilo polémico.

La dinámica actual recompensa los comportamientos más controvertidos y agresivos. Los streamers reconocen que cuanto más provocan, más audiencia generan, lo que puede convertirse en una combinación peligrosa.

Un Reflejo de la Sociedad en Línea

El incidente de Hoyt es solo un ejemplo de cómo el streaming y las redes sociales premian a las personas por ser la peor versión de sí mismas. La retórica de odio, como la que usó Hoyt, está en aumento, alimentada por factores políticos y sociales. Los streamers han descubierto que alinear su contenido con discursos discriminatorios no solo no aliena a su audiencia, sino que a menudo la aumenta.

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La disculpa de Hoyt es un momento raro de sinceridad en una cultura donde el comportamiento tóxico suele pasar desapercibido. Sin embargo, incluso en su disculpa, Hoyt demostró que no está dispuesto a cambiar del todo. En su publicación de Reddit, utilizó un insulto despectivo y aclaró que, aunque planea hacer transmisiones “más positivas”, no dejará de reaccionar a contenidos controversiales.

El streaming, como medio, ha evolucionado hacia un espacio donde el comportamiento extremo genera más recompensas. MrBeast, uno de los creadores más exitosos, ha advertido a los aspirantes a streamers que no sigan su camino, mientras que otros como xQc continúan con sus comportamientos problemáticos, posiblemente motivados por contratos multimillonarios.

A medida que la cultura del streaming sigue evolucionando, se hace evidente que las plataformas deben tomar medidas más serias para controlar el comportamiento tóxico. Pero, al mismo tiempo, la disculpa de Hoyt sugiere que algunos creadores están comenzando a darse cuenta de los efectos negativos de sus acciones. La gran pregunta es si habrá consecuencias reales para aquellos que cruzan la línea o si siempre habrá otro lugar donde puedan continuar.

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