Trae Stephens es un nombre que resuena en el cruce entre la tecnología y la defensa. Como cofundador de Anduril y socio en Founders Fund, su carrera es un reflejo de cómo la innovación puede entrelazarse con la política y la ética; pero detrás de su éxito empresarial se encuentra una historia personal rica en desafíos, convicciones y una visión singular del mundo.
Desde su adolescencia, Stephens se comprometió a servir a su país, eligiendo una trayectoria que lo llevaría a los pasillos del poder en Washington, D.C. Ante la falta de respuestas de las universidades, decidió presentarse de manera audaz en la oficina de admisiones de Georgetown, convencido de que allí encontraría el camino que buscaba.
Con una mezcla de carisma y determinación, logró ingresar a la Escuela de Servicio Exterior, donde aprendió árabe y se preparó para una carrera en el mundo del espionaje. Tras graduarse, se unió a una agencia de inteligencia estadounidense, donde trabajó como lingüista computacional en el ámbito del contra-terrorismo. Sin embargo, la burocracia y las limitaciones tecnológicas pronto lo llevaron a buscar nuevos horizontes. Fue en este contexto donde su vida se cruzó con Silicon Valley, específicamente con Palantir, una empresa que prometía transformar la forma en que el gobierno interactuaba con los datos.
Silicon Valley y el Auge de Anduril
La transición de Stephens hacia Palantir marcó un punto de inflexión en su carrera. Allí, se sumergió en un mundo donde la tecnología y la defensa se encontraban, y donde las oportunidades de innovación eran vastas. Su trabajo llamó la atención del Founders Fund, el fondo de capital de riesgo cofundado por Peter Thiel, quien se convertiría en un mentor clave para Stephens. Con el respaldo de Thiel, Stephens se integró al equipo de inversión de Founders Fund, participando activamente en la creación de empresas que operan en la intersección entre tecnología y defensa.
La elección de Trump como presidente en 2016 llevó a Stephens a un rol aún más influyente. Fue nombrado para liderar el equipo de transición del Departamento de Defensa, donde tuvo la oportunidad de moldear políticas que afectarían el futuro de la defensa estadounidense. Esta experiencia le sirvió como plataforma para cofundar Anduril, una empresa que ha revolucionado la industria de la defensa al incorporar inteligencia artificial y realidad aumentada en sus productos.
Innovación y controversia
Anduril se estableció rápidamente como un actor clave en el sector de la defensa, con una valoración de US$ 14.000 millones de y contratos por miles de millones; pero el crecimiento vertiginoso de la empresa no ha estado exento de críticas. Stephens es consciente de la percepción negativa que a menudo rodea a la tecnología militar, pero argumenta que su empresa busca un enfoque ético y responsable.
“Nos alineamos con la necesidad de proporcionar las mejores capacidades a nuestras fuerzas armadas, de la manera más ética posible”, sostiene.
El desarrollo de sistemas autónomos ha sido uno de los puntos más debatidos. Si bien Stephens defiende la necesidad de integrar inteligencia artificial en el campo de batalla, también enfatiza la importancia de mantener a los humanos en el centro de la toma de decisiones.
“Queremos eliminar las tareas más peligrosas y tediosas, pero la responsabilidad siempre debe recaer en un ser humano”, afirma.
La ética en la tecnología militar
El dilema ético que rodea a la inteligencia artificial en el ámbito militar es un tema que Stephens aborda con seriedad. A pesar de los avances tecnológicos, él cree que el enfoque debe ser cauteloso y alineado con los principios del derecho internacional.
“La tecnología puede hacer que los conflictos sean más precisos y menos mortales. Pero siempre debemos recordar que la guerra es un asunto humano y, como tal, está llena de imperfecciones”, explica.
Fe y el proposito
Más allá de su faceta empresarial, la fe de Stephens es un componente fundamental de su identidad. Se describe a sí mismo como un ferviente cristiano, y su perspectiva religiosa influye en cómo ve su trabajo y su papel en la sociedad.
“Los venture capitalistas tienen la responsabilidad moral de contribuir al bienestar de la humanidad”, dice.
Para él, el éxito no se mide solo en términos económicos, sino también en el impacto positivo que puede tener en la vida de las personas. Este enfoque ha llevado a Stephens a buscar proyectos que no solo sean rentables, sino que también promuevan valores éticos.
“Creemos en la creación de riqueza que beneficie a la sociedad en su conjunto. La verdadera esencia del capital de riesgo no es simplemente multiplicar dinero, sino crear valor de manera sostenible”, afirma.
Política
A medida que el panorama político se despliega, Stephens no oculta su afinidad hacia el Partido Republicano y, en particular, su relación con Donald Trump. Y aunque reconoce que Trump no es un candidato perfecto, sostiene que la perspectiva republicana tiende a ser más reflexiva en cuestiones de defensa y seguridad.
“La historia muestra que, aunque las decisiones pueden ser difíciles, los republicanos son más propensos a tomar decisiones difíciles en pro de lo correcto”, argumenta.
Su relación con figuras como JD Vance, un conocido político y escritor, subraya su compromiso de conectar la experiencia del sector privado con el servicio público.
“Las personas inteligentes del sector privado deben asumir roles en el gobierno. Es esencial para el futuro de nuestra democracia”, asegura.
Un refugio personal
La vida personal de Stephens también refleja su enfoque pragmático. Ha establecido un refugio en Nuevo México, un lugar que describe como “off the grid”, donde puede escapar del bullicio de la ciudad y reconectarse con la naturaleza.
“No soy un survivalista en el sentido tradicional, pero creo que es importante estar preparado. Mi casa tiene un área orientada a la supervivencia, y estoy trabajando en mejorarla”, confiesa con una sonrisa.
La naturaleza de su trabajo y sus creencias lo han llevado a construir una especie de “bunker” en su hogar. Aunque bromea sobre no estar completamente preparado, la idea de tener un lugar seguro le proporciona tranquilidad.
“Si algo terrible sucede, querría poder estar a salvo en un lugar que me permita desconectarme y reflexionar”, dice.
En un mundo donde los límites entre estas esferas son cada vez más difusos, su enfoque pragmático y su compromiso con la ética ofrecen un contrapunto interesante. A medida que la tecnología avanza y el panorama político se transforma, su papel como innovador y pensador crítico se vuelve más relevante que nunca.
En sus propias palabras: “la clave está en encontrar formas de utilizar la tecnología para el bien común, alineando nuestras acciones con un propósito mayor”.