Espacio

Reptiles, mamíferos y peces: Las nebulosas de ‘animales’ más fantásticas del cosmos

En muchos casos, las luces y colores de las nebulosas se asemejan a objetos o especies terrestres, siendo bautizadas de maneras muy curiosas.

¿Te has preguntando qué son las nebulosas? Una nebulosa es una enorme nube de gas y polvo en el espacio, considerada como una de las estructuras más impresionantes del universo. Estas nubes son fundamentales en los procesos de formación estelar, ya que los gases (principalmente hidrógeno, helio y otros elementos ionizados), y el polvo, pueden condensarse bajo la fuerza de la gravedad para formar nuevas estrellas.

Las nebulosas suelen ser visibles debido a que el gas que contienen se ilumina por la radiación de las estrellas cercanas o por estrellas recién formadas dentro de la propia nebulosa. Y existen varios tipos, incluyendo las nebulosas de emisión, que brillan por su propia luz; las nebulosas de reflexión, que reflejan la luz de estrellas próximas; las nebulosas oscuras, que bloquean la luz tras ella; y las nebulosas planetarias, formadas por la expulsión de material de estrellas moribundas. Cada tipo de nebulosa es fantástica por sí misma. Y en muchos casos, sus luces y colores se asemejan a objetos o especies terrestres, siendo bautizadas de maneras muy curiosas.

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¿Por qué existen nebulosas con nombre de animal?

Las nebulosas con formas de animales son una de las grandes maravillas del universo. Recientemente, el telescopio de sondeo VLT (VST) del Observatorio Paranal de ESO en el desierto chileno de Atacama capturó una imagen de a nebulosa Gum 3, que sorprendentemente se asemeja a un pez Koi. Situada entre las constelaciones de Monoceros y Canis Major, esta nebulosa de gas y polvo, ubicada a unos 3600 años luz de la Tierra, es un ejemplo de cómo las formaciones del cosmos pueden evocar imágenes terrestres.

Pero el fenómeno de identificar formas familiares en las nebulosas y galaxias no es nuevo. La tradición de nombrar estas formaciones estelares como animales se basa en la tendencia humana de buscar patrones reconocibles en lo desconocido, desde la nebulosa del Calamar Gigante hasta las curiosamente denominadas galaxias de Los Ratones.

Y es que el uso de nombres de animales para formaciones cósmicas como nebulosas o galaxias es un proceso informal que ha ganado gran aceptación por su popularidad más que por un estándar oficializado por organizaciones como la Unión Astronómica Internacional (UAI). Así, estos nombres nacen del consenso y la cultura popular más que de un proceso formal.

Las nebulosas más fantásticas

La primera nebulosa en ser ampliamente reconocida fue la Nebulosa del Cangrejo, descubierta en 1054, y originada por una supernova. ¿Su nombre? Se lo debe a su apariencia desigual que recuerda a un cangrejo.

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Su particularidad se debe a sus “glóbulos de Thackeray”, que son densas nubes de gas y polvo que aparecen como manchas oscuras contra el fondo más brillante de la nebulosa, y por su forma dan la impresión de que algo está ‘corriendo’ a través del cosmos.

En contraste, la Nebulosa del Ojo de Gato (NGC 6543) es una de las nebulosas planetarias más conocidas y estudiadas en el universo. Se sitúa en la constelación del Dragón, a unos 3.300 años luz de la Tierra, y es una nebulosa famosa por su compleja estructura interna y su apariencia que recuerda a un iris brillante y colorido.

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En tanto, la Nebulosa de la Tarántula, también conocida como 30 Doradus, es una de las regiones de formación estelar más impresionantes y activas del universo local. Ubicada a unos 160.000 años luz de distancia en la Gran Nube de Magallanes, esta nebulosa es particularmente notable por su tamaño, siendo visible incluso a simple vista desde la Tierra en condiciones ideales.

Otra nebulosa fantástica es la de la mariposa, conocida científicamente como NGC 6302 y ubicada a más de 3.800 años luz de distancia en la constelación de Escorpio, esta nebulosa se destaca por su estructura única en forma de alas de mariposa.

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Su apariencia se debe a los gases extremadamente calientes que emite, los que alcanzan temperaturas cercanas a los 20.000 grados Celsius. ¿Su origen? El resultado de la muerte de una estrella similar al sol, que al agotar su combustible, expulsó sus capas exteriores al espacio.

Finalmente, quisimos destacar la Nebulosa Cabeza de Delfín, debido a su sorprendente parecido con la realidad. Dicha formación, conocida oficialmente como Sh2-308, es una nebulosa de emisión situada a unos 5.200 años luz de la Tierra, en la constelación de Can Mayor. Fascinante, ¿no?

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