Imaginen un exoplaneta donde el cielo esté compuesto, literalmente, por cristales minerales. Suena como algo propio de una historia de ciencia ficción. Pero es real, existe un exoplaneta cuyo cielo está compuesto esencialmente por nube de cuarzo, su nombre es WASP-17b y hoy sabemos de su existencia gracias al Telescopio Espacial James Webb.
Este potente dispositivo, conocido también como JWST, ha representado uno de los hitos más importantes de los últimos tiempo en el terreno de la ciencia y la investigación del espacio exterior. Ya que sus potentes instrumentales nos ha permitido en un tiempo récord reconocer mejor nuestro entorno dentro y fuera del sistema solar.
Un perfecto ejemplo de la relevancia actual del Telescopio Espacial James Webb lo encontramos con el caso reciente de los 150 objetos extraños en la nebulosa de Orión que no podían ser clasificados ni como planetas, ni como estrellas.
Se trata pues de formaciones estelares excepcionales, que se encuentran demasiado cerca de otros objetos de mayor incandescencia y que por ello no habían podido ser captados con los dispositivos e instrumentos existentes antes de la era del JWST.
De modo que se trata de un hallazgo importante y considerable, pero ahora tenemos un descubrimiento más que resulta igual de impactante. Tal vez hasta más.
El Telescopio Espacial James Webb concluye que el exoplaneta WASP-17b está cubierto de nubes de cuarzo
Un grupo de investigadores han publicado los más recientes avances de su proyecto de estudio, analizando los datos recopilados por el aparato, en torno al exoplaneta denominado WASP-17b, en donde han encontrado que este cuerpo poseería un cielo de cuarzo, literalmente.
Los detalles a profundidad fueron revelados en la última edición de The Astrophysical Journal Letters, donde, a grandes rasgos, el instrumento de infrarrojos medio del JWST ha detectado una serie consistente de partículas de sílice (SiO2) en las nubes del exoplaneta.
El sílice es básicamente el principal componente de la arena y de otros minerales como el ópalo y el cuarzo. Pero en el caso de WASP-17b el dióxido de silicio presente en las partículas de cuarzo tiene un tamaño de 10 nanómetros. De modo que es tan pequeño que podrían caber 10 mil granos de este compuesto en un cabello humano.
Este exoplaneta gigante gaseoso está ubicado a 1.300 años luz de la Tierra y posee un volumen más de siete veces mayor que el de Júpiter, así que es uno de los más grandes conocidos por la comunidad científica.
Fue detectada su existencia hace años gracias a la iniciativa Wide Angle Search for Planets (WASP). Pero ahora con el James Webb se ha llegado a un nuevo nivel de comprensión del astro.