El hallazgo de fósiles es una de las mejores herramientas que tiene la ciencia para comprender los ecosistemas antiguos de la Tierra. Saber cómo era el pasado nos ayuda a entender el presente, pero más importante, es una especie de mensaje que nos dice hacia dónde nos dirigimos.
Sin embargo, desarrollar una expedición científica hacia las diferentes locaciones de la Tierra conlleva a un gasto elevado y un peligro para quienes se suman a esta aventura. Todo eso sin la garantía de que en el sitio se vaya a encontrar un fósil.
Es así como ha nacido un nuevo mecanismo para encontrar fósiles desde el espacio. Los satélites de la órbita de nuestro planeta, a través de un sistema integrado, son capaces de detectar si en un terreno hay vida antigua que investigar.
¿De qué nos sirve esto? En principio es productivo ya que ahorraría el viaje innecesario hacia un lugar que no hay nada. Si bien el sistema no es capaz de decirte: “Allí hay un hueso o placa dental de un T-Rex”, si puede identificar que hay restos y entonces un equipo acude a detallar los elementos del sitio.
La herramienta ideal para los paleontólogos
El estudio lo llevaron a cabo científicos de la Universidad de Oregón, en los Estados Unidos. “Organizar el trabajo de campo es muy costoso y existen muchos riesgos de seguridad y protección. Entonces, cualquier información adicional que pueda tener del campo antes de ir es útil. Mi método parece ser realmente bueno para descartar regiones que no tienen fósiles”, dijo Elena Ghezzo, una de las autoras del estudio, según reseña La Sexta.
Para poder probar que el método funciona, el sistema fue instalado en un satélite y después analizaron los datos del terreno del Parque Nacional del Bosque Petrificado de Arizona, un desierto rico en fósiles.
Aplicaron un sistema en el que analizan la luz visible, longitudes de ondas, infrarrojos o luz ultravioleta en las fotografías y vieron como el paisaje absorbía los diferentes tipos de energía, para entonces identificar la locación de los fósiles.
Así llegaron a notar un fósil solo si era mayor al del tamaño de un píxel. Hasta ahora lo único negativo es que funciona óptimo en llanuras. Todo lo contrario a los sitios montañosos.
De avanzar, este método sería interesante para observar las superficies de otros planetas.