Si nos han leído de cerca los últimos años saben perfectamente cómo evolucionó la historia de la película que ahora conocemos como The Matrix Resurrections.
En aquel entonces, por allá de 2017 se comenzaba a hablar de la intención de Warner Bros. por producir un reboot de esta franquicia. Lo que provocó mucha controversia y hasta preocupación entre los fans.
Luego, en 2019 se terminó confirmando todo de manera oficial. La cinta que en aquel momento se conocía como Matrix 4 era una realidad y contaría con el regreso de sólo una de las hermanas Wachowski.
Pero Keanu Reeves volvería como protagonista, lo que nos dio cierta tranquilidad, por lo menos hasta que vimos el primer avance.
Bajo tal contexto, expectativas bajas y llenos de incertidumbre entramos a la sala de cine a ver la cinta, y esta fue nuestra honesta experiencia.
The Matrix Resurrections tiene ideas muy interesantes, pero algo hizo falta
Como si se tratara de un episodio retorcido de Community, The Matrix: Resurrecciones (como se le conoce en América Latina), parte con un planteamiento muy meta-narrativo, autorreferencial, sarcástico, existencial y bastante interesante.
Donde hay una historia dentro de la historia y esta relación simbiótica entre la mitología creada por las Wachowski y el culto que la gente le tiene a esta saga.
Casi a manera de disculpa adelantada incluso la trama nos permite recibir el mensaje explícito de que esta película iba a existir con o sin los creadores originales de la primera trilogía. Así que lo mejor era resignarse e involucrarse para dar forma a esta nueva historia.
La trama de The Matrix Resurrections inicia de manera trepidante, subvervisa y confusa. Con una primera escena muy prometedora que apela a la nostalgia pero que también muestra lo que se ha avanzado en materia de efectos especiales y uso de cámaras.
Es tan bueno el arranque el espectador se puede dar el lujo de ignorar cómo comienzan a alterar aquí algunas de reglas distintivas de esta franquicia, como la puntería casi infalible de los Agentes, la sensación de peligro mortal en un combate cuerpo a cuerpo, y la tensión permanente de estar dentro de ese mundo virtual.
Luego de esta secuencia inicia la trama en forma de la cinta y para ser honestos esos primeros 50 minutos resultan inquietantes, ingeniosos, intrigantes, emotivos y MUY prometedores.
Pero los 100 minutos restantes constituyen una espiral donde todo poco a poco se va desdibujando hasta llegar a un desenlace... extraño tal vez, pero sobre todo insípido, comparado con el cierre de las cintas previas.
Matrix Realoded y Matrix Revolutions tal vez no han envejecido muy bien en su apartado de sus efectos especiales. Pero ambas, al igual que la primera película, se distinguieron por innovar de manera permanente con sus secuencias de acción, coreografías y efectos visuales.
En cambio, aquí en The Matrix Resurrections tenemos secuencias que parecen prestadas de otras películas, como Fast and Furious. Y una respuesta de antítesis al bullet time que en realidad termina luciendo como un video de Peter Gabriel de 1986:
En el aspecto visual la cinta luce carente de inspiración y el tercer acto de la trama a ratos se siente con la premura de cerrar la historia a toda costa. Independientemente del ritmo, cuidado y coherencia con el legado de la trilogía previa y hasta las propias reglas replanteadas en los 120 minutos previos.
Y sí, la duración de la película se siente, y pesa. Sobre todo hacia el final. En conclusión, el guion tiene ideas brillantes que faltó pulir. Algo del espíritu de las primeras cintas se ha perdido aquí. Sobre todo en lo que refiere a las secuencias de acción y el apartado visual.
Queda la sensación de que pudo haber tenido un mejor desempeño, ritmo y destino si se hubiera producido como una serie limitada para HBO Max.
Pero no dudamos que habrá audiencias dispuestas a mantener el estatus de culto a esta franquicia.