Fue un hallazgo inusual, pero al mismo tiempo conmovedor. Los mejores amigos del hombre, tienen amplia data de existencia en la Tierra y quedó demostrado con lo que encontraron arqueólogos del Servicio de Arqueología SOLVA en Bélgica. Durante una excavación encontraron los restos, casi intactos, de un perro que vivió hace 1.800 años, en el Imperio Romano.
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El descubrimiento tuvo lugar en Velzeke, una antigua aldea romana conocida como vicus, ubicada en la provincia de Flandes Oriental, Bélgica.
Lo sorprendente del hallazgo no solo es la conservación del esqueleto, sino el contexto en el que fue encontrado. El animal estaba debajo del suelo de piedra de un edificio romano, lo que sugiere que pudo haber sido parte de un ritual de consagración o purificación del terreno.
La teoría cobra fuerza al considerar que algunos textos romanos antiguos mencionan la práctica de enterrar animales (e incluso humanos) como ofrendas simbólicas al momento de iniciar una construcción. Sin embargo, encontrar pruebas arqueológicas directas de esto es extremadamente raro, especialmente en Bélgica.
“El perro fue enterrado deliberadamente. La forma en que fue depositado y el lugar exacto refuerzan la idea de que se trató de un sacrificio ritual”, explicaron los arqueólogos responsables de la excavación, según reseña de Yahoo News.
También destacaron el excelente estado del esqueleto, que podría ayudar a conocer más sobre las razas caninas que acompañaban a los romanos en su vida cotidiana, ya sea como guardianes, cazadores o compañeros.
Este descubrimiento revaloriza la importancia histórica de Velzeke, no solo como punto de comercio o tránsito en la Galia romana, sino también como espacio con tradiciones culturales profundas.
Cada fragmento que han desenterrado en la región ayuda a reconstruir la vida cotidiana de un imperio que, aunque extinto, sigue susurrando desde la tierra.