¿Cuál es el origen de Stonehenge? Este monumento histórico de la humanidad está conformado por un grupo de piedras gigantes en la planicie de Salisbury. Las rocas tienen entre 4.500 y 5.000 años de existencia y nadie ha sido capaz de descifrar como llegaron a esa región del sur de Inglaterra.
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Una reciente investigación de científicos del University College de Londres (UCL) y la Universidad de Aberystwyth, basada en hallazgos arqueológicos, encuentran una pista de cuál podría haber sido el motivo de construcción del monumento.
Diferentes investigaciones previas encuentran que las piedras que componen Stonehenge no son de Salisbury. Este elemento da como conclusión de que las rocas fueron llevadas hasta esa planicie. Pesan toneladas, cuestión que libera una serie de hipótesis y conjeturas sobre cómo hicieron para trasladarlas hace más de 4.500 años.
Al igual que sucede con las Pirámides de Egipto, sobre este monumento se ha dicho que fue obra de una civilización extraterrestres que nos visitó en aquel momento de nuestra existencia. Claramente son hipótesis incomprobables, por lo que los investigadores prefieren encontrar respuestas en elementos presentes en la Tierra.
La clave de Stonehenge
Uno de esos elementos terrestres que buscan los científicos, fue encontrado por arqueólogos de las casas de estudios mencionadas. El origen de una de las rocas de Stonehenge fue encontrada en Escocia, lo que revela que todas las piedras fueron llevadas a Salisbury desde largas distancias.
“El hecho de que todas sus piedras procedieran de regiones distantes, lo que lo hace único entre más de 900 círculos de piedras en Gran Bretaña, sugiere que el círculo de piedras puede haber tenido un propósito político y religioso: como monumento de unificación para los pueblos de Gran Bretaña, celebrando sus vínculos eternos con sus antepasados y el cosmos”, dijo el autor principal del estudio, Mike Parker Pearson, del Instituto de Arqueología de la UCL.
“Es realmente gratificante que nuestras investigaciones geológicas puedan contribuir a la investigación arqueológica y a la historia que se está desarrollando, ya que nuestro conocimiento ha mejorado tan drásticamente en los últimos años. Nuestra investigación es como una ciencia forense. Somos un pequeño equipo de científicos de la tierra, cada uno con su propia área de especialización; es esta combinación de habilidades la que nos ha permitido identificar las fuentes de las piedras azules y, ahora, la Piedra del Altar”, añadió el profesor Richard Bevins, de la Universidad de Aberystwyth y coautor del estudio.