Los dos especímenes se conservan en la Universidad de Cambridge y podrían albergar las primeras señales conocidas de tratamiento contra el cáncer. Este nuevo estudio publicado en la revista Frontiers in Medicine analiza una serie de cortes finos en uno de los cráneos y los sugiere como posibles signos de una cirugía muy rudimentaria para extirpar un tumor. O tal podrías ser incluso una “exploración médica post mortem”.
Se trata de una investigación con matices reveladores y casi ilustrativos, que igual tiene algunos puntos que vale la pena someter a juicio. Ya que la idea de que hace miles de años hubiera cirugías contra el cáncer es atractiva, pero podría no ser absolutamente cierta.
Los cráneos de Egipto que sugieren intento de tratamiento contra el cáncer
De acuerdo con un extenso artículo del Washington Post se cree que el cráneo con la incisión perteneció a un hombre de entre 30 y 35 años que vivió entre el 2.686 y el 2.345 a. C., durante la construcción de la Gran Pirámide de Giza. De modo que el caso dataría de hacer casi 4.500 años.
Mientras que el segundo cráneo, fechado entre el 664 y el 343 a. C., pertenecía a una mujer mayor de 50 años que sobrevivió a una fractura de cráneo y presentó un tumor. Su inclusión en el estudio se debe a que evidencia el nivel de atención médica que los antiguos egipcios podían ofrecer a los heridos o enfermos.
Los investigadores identificaron las marcas de corte y analizaron el segundo cráneo con microscopía 3D de alta resolución, los autores Tatiana Tondini, Albert Isidro y Edgard Camarós están convencidos que ambas piezas constituyen un hallazgo importante:
“La confrontación de dos posibles manejos representados por dos tipos diferentes de lesiones representa un hito en la historia de la medicina.”
Esta investigación sustenta la teoría de que en el Antiguo Egipto contaban con bases de conocimiento médico más avanzadas que otras sociedades de su misma época y los cráneos nos ofrecen una ventana a sus prácticas de medicina de aquellos tiempos.
Pero la investigación está consciente de sus huecos
Describir, clasificar y tratar con éxito enfermedades específicas y lesiones traumáticas, incluidos los traumatismos óseos habría sido una especialidad de la medicina de aquella zona en esa época. Pero los propios autores están conscientes de los puntos ciegos de su investigación.
Todo lo redactado se basa en “restos esqueléticos incompletos” de solo dos individuos y no utiliza análisis moleculares. De hecho el propio documento abre la posibilidad de que se trate de una operación hecha después de fallecido el paciente.
Se espera que futuras investigaciones con muestras más amplias y técnicas de análisis más avanzadas puedan arrojar más luz sobre las prácticas médicas y la prevalencia del cáncer en el antiguo Egipto.
Pero por lo pronto este proyecto tiene un dejo de especulación en algunas áreas.