Hoy vimos el vuelo espacial, de la misión New Shepard NS-16, de la compañía privada Blue Origin, propiedad de Jeff Bezos.
Sí ese nombre les suena, no es solo porque hoy haya estado muy presente en Internet, sino también porque este multimillonario también es el mismísimo fundador de Amazon.
Quizá esa es una de las razones por las que se han visto tantas críticas sobre este breve vuelo espacial, que llevó a sus cuatro tripulantes a 100 kilómetros de altura sobre el nivel del mar, superando la línea de Kármán: el límite entre la atmósfera y el espacio exterior.
Es cierto que las críticas a este prueba de vuelos suborbitales tripulados, tiene en parte que ver con la fortuna de Bezos y su decisión de gastar dinero en algo así, pero también va un poco más allá.
Ya sea un vuelo pagado con dinero de particulares, como el otro que hizo Richard Branson, o las misiones de la NASA, es común que escuchemos resonar la pregunta: ¿por qué no se gasta ese dinero en la Tierra, si aquí tenemos tantos problemas?
No hacemos una cosa para abandonar la otra
La razón detrás de la pregunta que cuestiona todo tipo de exploración espacial no es inválida.
Es cierto que tenemos muchos problemas en la Tierra: cambio climático, contaminación por plásticos, pandemia, solo por mencionar algunos.
Pero, estar a favor de que se gaste dinero, público o privado, en viajes espaciales, no quiere decir que se nieguen esos problemas, ni que se piense que una cosa tiene prioridad sobre la otra.
Pensar así es caer en la falacia lógica del falso dilema: en la que para un problema o situación se presentan solo dos soluciones posibles, cuando en realidad la respuesta es mucho más compleja e involucra más opciones.
¿Por qué no pensamos que podemos explorar el espacio y además resolver los problemas del mundo? Y lo hemos hecho.
Durante estos meses de pandemia, en 2020 y 2021, la exploración espacial no se detuvo y al mismo tiempo en todo el mundo se dedicaron recursos para desarrollar las vacunas contra el covid-19. Varias de ellas se hicieron en China, país que también mandó un rover a explorar Marte.
La exploración espacial puede resolver problemas en la Tierra
Esto no es una idea sacada de la ciencia ficción, ni una utopía: a nuestro alrededor todos los días tenemos ejemplos de eso.
Justo hoy, celebramos otro hito en la exploración espacial que sin duda dejó marcada a la humanidad: la llegada de los seres humanos a la Luna en 1969.
Ese evento sin duda marcó nuestra historia, pero además su legado está presente incluso en nuestra vida cotidiana.
Desde las aspiradoras inalámbricas, pasando por suelas de calzado deportivo y sistema de purificación de agua: muchas de esas tecnologías se desarrollaron para los viajes espaciales.
Y sin duda en algunas décadas tendremos a la mano otras transferencias tecnológicas de la exploración espacial en nuestras manos.
Los seres humanos somos exploradores
Sin duda, la exploración espacial requiere una gran inversión en ciencia y tecnología: no solo de recursos materiales, sino humanos.
Los astronautas son quizá la parte más visible de un viaje de este tipo, en este caso Jeff Bezos, su hermano Mark, la aviadora Wally Funk y el estudiante Oliver Daemen.
En esta ocasión, estos dos últimos tripulantes además establecieron los récords de la persona de más edad en el espacio (82 años) y la de menor edad (18 años).
Y las personas, queremos ir al espacio, porque los seres humanos somos una especie de exploradores, como dijo Carl Sagan: