Cuando escribimos pensamos primero lo que vamos a plasmar, en una hoja de papel, en documento electrónico.
Las palabras toman forma en nuestro cerebro: quizá letra por letra, quizá completas, pero terminan ahí representadas con este sistema de símbolos que llamamos alfabeto.
Si ustedes, como yo, tienen que escribir mucho, a veces quizá sientan que algunas palabras o ideas se les escapan en el proceso de pensar y transcribir esos pensamientos.
Tal vez han intentado los sistemas de dictado de voz, tal vez escriben primero sus palabras a mano, tal vez simplemente apoyan los dedos sobre el teclado lo más rápido posible: de cualquier forma siempre hay una fuga, alguna idea que no llegó, una palabra que se perdió.
Así que podría sonar muy atractivo saber que existe una forma en la que podríamos pasar nuestros pensamientos directamente a palabras escritas.
¿Lo dije o lo pensé?
Aunque muchos de nuestros pensamientos parecen atropellarse en nuestra mente, la mayoría de ellos son voluntarios: más cuando se trata de un acto en el que tenemos requiere ciertas habilidades motrices, como escribir.
Desde el hecho de mover los dedos sobre un teclado o tomar un lápiz y hacer los trazos adecuados para escribir las palabras que deseamos: todas estas son actividades voluntarias.
Tal vez porque son algo tan cotidiano: mandar un mensaje, escribir la lista de las compras, parecería que son procesos automático, pero no es así.
Tanto que algún momento de nuestras vidas aunque conocíamos el lenguaje no sabíamos escribir: una maestra o nuestra madre, tuvieron que enseñarnos ese proceso.
Y después de esos años de aprendizaje, escribir nos resulta tan natural como hablar.
Escribir con la mente
En nuestros tiempos, es muy común que usemos teclados para escribir, ya sea para comunicarnos o incluso hacer notas escolares o del trabajo.
Aunque se tienen evidencias de que escribir a mano, tiene una influencia favorable en el aprendizaje.
Quizá es por la forma en la que pensamos cuando escribimos a mano: letra por letra y así vamos armando ideas y palabras.
Esto fue lo que aprovechó un grupo de neurocientíficos que pusieron electrodos en la superficie del cerebro de un voluntario, para probar que podía escribir, solo con pensar en el proceso.
El hombre, de 65 años, está paralizado del cuello para abajo: para él, escribir a mano o con un teclado era algo imposible, hasta ahora.
Mándame un mensaje
El voluntario pudo escribir aproximadamente 90 caracteres por minuto, lo que equivale a unas 15 palabras.
Además del impresionante despliegue de tecnología que se tuvo que hacer para lograr este resultado, el hombre en cuestión tuvo que poner mucho de su parte: para escribir debía pensar en los trazos que hacía cuando tenía movilidad y escribía a mano.
Como otros procesos del cerebro, esos pensamientos son impulsos eléctricos, que los electrodos detectan y son interpretados como letras por un programa de computadora.
Por supuesto tener electrodos implantados en el cerebro para escribir, no suena como la mejor solución para quienes no tenemos problemas de movilidad.
Pero sin duda la demostración que hicieron este grupo de neurólogos y neurocirujanos es impresionante.
Y aunque hasta ahora solo se ha probado con una persona, los investigadores que realizaron el estudio están confiados que con esto se puede abrir la posibilidad para que muchas otras personas con parálisis puedan seguir comunicándose.