El Messier 87 (M87) se convirtió aproximadamente hace dos años, en el primer agujero negro fotografiado de la historia. Y aunque pueda parecer que solo se trate de una hazaña visual o que enaltezca la tecnología que alcanzaron los seres humanos en las herramientas, hay mucho más detrás de este logro. Tener una visual de un fenómeno del cual se teoriza, al menos en referencia, desde hace siglos, es de una gran utilidad. En dicho orden de ideas, lograr fotografiar al M87 finalmente podría revelar el misterio de los rayos cósmicos.
Los rayos cósmicos hablan de un fenómeno que, por su nombre, podría sonar familiar para quienes no comprenden mucho del tema. Sin embargo, aunque ocurren en toda la extensión del universo, se conoce poco sobre su origen. Las partículas de los rayos cósmicos llegan desde las profundidades del espacio hasta la Vía Láctea. Incluso, muchísimas llegan hasta la atmósfera de nuestro planeta. Detalla el portal Visitantes que «la mayoría de estas partículas son protones o núcleos de átomos».
Entonces, una nueva serie de imágenes captadas del M87 detectan como el agujero dispara chorros que producen luz. El fenómeno abarca todo el espectro electromagnético de la región que van desde ondas de radio invisibles hasta luz visible. Además de rayos gamma radiactivos superpoderosos, reseñó el sitio web del Daily Mirror.
El simple hecho de haber identificado este comportamiento sugiere a los científicos que cada agujero negro tiene un patrón único. Este se encuentra basado en la intensidad de la luz que produce. Por lo tanto, si se llega a identificar que este patrón existe en cada uno de los que se conocen, es un principio para detectar que podría impulsar las partículas de rayos cósmicos, debido a que se notó que unos chorros de energía salían del núcleo de M87.
Origen de los rayos cósmicos
Según la publicación del sitio web mencionado, estos chorros de energía que salen del núcleo de M87 son los responsables de generar los rayos cósmicos que terminan chocando con la atmósfera de la Tierra. Su argumento se basa en que estos son haces de radiación y cuentan con un volumen de energía que los hace volar millones de kilómetros por todo el espacio y en todas las direcciones.
«Una de las preguntas principales que estamos tratando de investigar es ¿De dónde provienen las partículas de alta energía? ¿Cómo se lanzan estos chorros, qué hay dentro de ellos y cómo se aceleran los rayos cósmicos de alta energía, que parecen provenir de los chorros de agujeros negros?», dice Sera Markoff, astrofísica estadounidense, de la Universidad de Amsterdam.
fotografía de un fenómeno invisible
Es cierto que los agujeros negros, por naturaleza, son fenómenos invisibles. De hecho, es una de sus principales características ya que no permiten la salida de ningún tipo de luz, desde su interior. Por lo tanto, muchos tendrán dudas, de cómo se logró fotografiar un objeto que no se puede mirar.
El trabajo que explico las fotografías tomadas en 2017, pero presentadas en 2019, detalló que alrededor de ellos se acumuló material ultracaliente y de esta manera se formó un anillo de luz en su radio. Esta región de la galaxia se encuentra a unos 55 millones de años luz de la Tierra. Además, su extensión supera ocho veces el tamaño de nuestro sistema solar