El chocolate es un alimento que es casi universalmente apreciado, mucho antes de que fuera conocido en todo el mundo, en Mesoamérica ya se valoraba este alimento, obtenido de las semillas del cacao.
El aprecio mundial que consiguió esta planta de la familia de las malváceas fue tal, que el botánico sueco Carlos Linneo nombró a su género, como alimento de los dioses: Theobroma.
Las semillas de la planta Theobroma cacao, pronto se usaron para preparar no solo bebidas, como se lo hacían en el antiguo México, sino que al mezclarlas con azúcar se hicieron todo tipo de dulces y otros alimentos que se volvieron muy populares.
Además no solo es un alimento delicioso sino que además es estimulante: contiene compuestos del grupo de las metilxantinas como la cafeína y la teobromina.
Té, café y chocolate
La teobromina es la sustancia que contribuye al sabor amargo del chocolate: no siempre lo notamos porque normalmente no comemos chocolate 100% puro, sino que le añadimos azúcares y grasas que lo hacen un poco más agradable a nuestro gusto.
Por esta razón los chocolates oscuros, también llamados “amargos”, tienen una mayor concentración de teobromina.
Este alcaloide, que está emparentado con la cafeína, también está presente en otras plantas como la Camellia sinensis y la Coffea arabica.
Aunque no comas chocolate, si tomas café o té, tendrás algo teobromina en tu organismo, quizá un poco más de lo que te imaginas: el cuerpo convierte parte de la cafeína, en este compuesto.
De cualquier forma, la teobromina y la cafeína tienen efectos similares similares en el cuerpo: compiten con la adenosina, un neurotransmisor que tiene efecto en los ciclos de sueño y por eso ayudan a mantenerte alerta.
En el cuerpo humano tanto la cafeína como la teobromina se metabolizan más o menos rápido: se convierten en otras sustancias que nuestro cuerpo puede desechar.
Alimento de los dioses, pero no de Anubis
Sabemos que los perros no metabolizan de forma rápida la teobromina y eso les causa intoxicación.
Los síntomas de esta intoxicación incluyen: intranquilidad, nerviosismo y vómitos. Y en casos más graves taquicardias y arritmia, que pueden llevar a la muerte.
E incluso se sospecha que aunque los animales se repongan de la intoxicación por chocolate, la teobromina puede causarles a largo plazo enfermedades del corazón.
Como “la dosis hace al veneno”, la gravedad de la intoxicación dependerá de la cantidad de chocolate que coma un perro y también del tamaño de este.
Y aunque las intoxicaciones por teobromina son raras en los seres humanos, si comiéramos una cantidad mucho mayor de chocolate que la que nuestro cuerpo puede metabolizar podríamos estar en riesgo.
Afortunadamente la cantidad de teobromina en una barra común de chocolate no es suficiente para que nos preocupemos: tendríamos que comer más de 300 barras de chocolate oscuro o 700 de chocolate con leche para intoxicarnos.
Perros y gatos
Hasta donde sabemos las ratas y los ratones tienen un metabolismo similar al de los humanos, respecto a la teobromina, pero no pasa así con los perros ni los gatos.
Incluso sabemos que los gatos son más sensibles que los perros a la teobromina, pero hay menos emergencias veterinarias de gatos que comieron chocolates, que de perros.
Eso puede explicarse porque los gatos no tienen receptores para el sabor dulce en sus lenguas y encuentran menos atractivo el chocolate, porque solo les sabe amargo.
En lo que respecta a los perros, las consecuencias de comer chocolate dependerán de la cantidad que coman y también de su tamaño.
Así, no será lo mismo para un chihuahua comer una barra entera de chocolate, que para un labrador.
Incluso se ha estudiado que genéticamente, algunos perros son más sensibles a la teobromina y muy pequeñas cantidad de chocolate les pueden hacer mucho daño.
Entonces, ¿cuál es la cantidad segura de chocolate para que coma un perro? Ninguna, si quieres a tus mascotas, aléjalas de él: vivirán más y tú tendrás más chocolate.