A todos nos gustan las frituras, pero no es que la comida frita, pueda entrar fácilmente en las listas de comida saludable.
Ya sean alimentos preparados en casa o industrializados, botanas o platillos principales: freír algo sin duda lo vuelve muy atractivo para comer, aunque no sea lo más nutritivo.
Las grasas son importantes
Junto con los carbohidratos y las proteínas, las grasas o lípidos, son los nutrientes que deben formar parte de la dieta diaria, porque nuestras células los necesitan para funcionar.
Así que es tan importante consumir lípidos, como proteínas o carbohidratos, pero para que sea saludable debemos cuidar las cantidades que consumimos.
Igual que los carbohidratos, las grasas aportan energía a nuestro organismo que puede ser medida en calorías: la recomendación médica es que limitemos las grasas que comemos, para que contribuyan, cuando mucho, con un 35% de las calorías diarias.
Hay alimentos que naturalmente contienen grasas, muchos de origen animal como la leche, el huevo, carnes de todo tipo, pescados; pero también las podemos encontrar en vegetales: los frutos secos y el aguacate, son fuentes de lípidos.
Las grasas son deliciosas
Pero resulta que los seres humanos no nos conformamos con consumir esos alimentos que contienen grasa y la añadimos a platillos o formas de cocinar: especialmente al hacer frituras.
Tenemos que admitirlo, la comida frita nos encanta. Aunque no podemos definir algo como el sabor de la comida grasosa, como sí podemos hacerlo con la dulce, es cierto que las comidas que la contienen causan un efecto placentero en el cerebro.
Igual que las comidas con azúcar, las comidas grasosas activan el sistema de recompensa del cerebro que libera dopamina y nos da una sensación de bienestar.
Esto puede tener una razón evolutiva: cuando a los seres humanos les costaba trabajo conseguir comida, comer alimentos con grasas significaba una mayor recompensa energética.
Mientras que un gramo de carbohidratos aporta más o menos 4 calorías, un gramo de grasa puede aportar más del doble: 9 calorías. Así, para nuestros antepasados, comer grasas se volvió una señal de tranquilidad y satisfacción.
Entonces, ¿hay frituras saludables?
Pero ahora que la mayor complicación para conseguir comida es encontrar un lugar en el estacionamiento del supermercado, comer muchas grasas, por más placentero que sea, representa también consumir un exceso de calorías.
Sobre todo si estamos consumiendo esas grasas añadidas en frituras, como botanas, que no tienen ningún otro valor nutricional añadido y que sí contienen también un exceso de sal, que puede afectar al sistema circulatorio.
Eso sumado a que, si comemos muchas grasas, podemos tener problemas de acumulación de ellas en las arterias, condición que se denomina ateroesclerosis y que puede tener efectos muy graves en la salud.
Aunque no tendría nada de malo comer frituras de vez en cuando, debes tener en cuenta lo que implica, para que este placer, no se vuelva una complicación para tu salud.