Espacio

La NASA tarda 88 años en resolver el misterio de una estrella que se hizo cien veces más brillante de la noche a la mañana

Pensaron que había sido una supernova. Pero desde su "explosión" se mantuvo y la NASA viene registrando un descenso en la luminosidad.

Haciendo uso de las capacidades del Telescopio Espacial Hubble, la NASA logró resolver un impresionante misterio que tenía unos 88 años oculto. De la noche a la mañana, la estrella FU Orionis, también conocida como FU Ori, incrementó su brillo unas 100 veces más de lo normal. El evento ocurrió en 1936 y los astrónomos de aquel entonces pensaron que el astro había hecho una explosión en supernova.

Pasaron los años y la estrella se mantenía intacta, cuestión que los hizo darse cuenta que la estrella no había explotado. Además, datos que se fueron registrando en cada una de las décadas mostraban que esa luminosidad venía disminuyendo a medida que pasaba el tiempo. Visualizaciones constantes con telescopios de todo tipo ocurrieron desde entonces, y nadie era capaz de explicar qué era lo que había pasado con FU Ori.

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Hasta que un articulo reciente, publicada en el sitio de la NASA, logró explicar con lujo de detalles este misterio sin resolver para la astronomía en general.

¿Cuál es el misterio detrás de esta estrella? La NASA lo resolvió y es impresionante

En primer lugar, los científicos lograron encontrar que FU Ori es una estrella que prácticamente está en nacimiento, ya que todavía tiene un gran disco de acreción a su alrededor.

Este fenómeno hace que los científicos la clasifiquen como un subconjunto de las estrellas clásicas T Tauri, que son astros de reciente nacimiento que se forman mediante la acreción de material de su disco y la nebulosa circundante, explica la NASA.

Pasa que en las estrellas clásicas T Tauri, el disco no toca la estrella directamente porque está restringido por la presión externa del campo magnético de la estrella. Pero lo que ocurre en FU Ori es algo maravilloso: el disco de acreción, impulsado por una estrella gemela (es un sistema binario) hace suelta destellos que pegan en su superficie haciendo que el brillo se incremente a niveles como los que se registraron en 1936.

“Los datos del Hubble indican una región de impacto mucho más caliente de lo que los modelos habían predicho previamente. En FU Ori, la temperatura es de 16.000 kelvins (casi tres veces la temperatura superficial de nuestro Sol). Esa temperatura abrasadora es casi el doble de la cantidad que los modelos anteriores habían calculado. Nos desafía y nos anima a pensar en cómo se puede explicar tal salto de temperatura”, dijo Adolfo Carvalho de Caltech (Instituto Tecnológico de California) y autor principal del estudio.

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