El oxímetro es un dispositivo médico portátil que mide los niveles de oxígeno en la sangre; como un signo de alarma en el COVID-19 es la oxigenación abajo del 90%, muchos médicos han recomendado tener uno en casa.
Mediciones no invasivas
Los oxímetros de pulso como los que podemos conseguir ahora en farmacias y supermercados, son un invento de las últimas décadas del siglo XX.
En principio se usaron solo en hospitales y quirófanos, pero su diseño pequeño y facilidad de uso han permitido que puedan emplearse en los hogares.
¿Cómo es que estos aparatitos logran ver la sangre que está dentro de nuestro cuerpo y analizar cuánto oxígeno tiene, todo desde fuera?
Sangre de colores
La hemoglobina es la molécula que transporta el oxígeno en nuestro cuerpo: es una metaloproteína bastante grande, que tiene cuatro sitios activos en los que hay átomos de hierro.
El hierro en la hemoglobina tiene la capacidad de unirse al oxígeno que entra en nuestro cuerpo cuando respiramos.
La circulación de la sangre por las venas y arterias lleva el oxígeno a las células que lo necesitan para funcionar.
Así la hemoglobina por momentos está unida a moléculas de oxígeno, decimos que está oxigenada y está desoxigenada cuando el hierro ya no tiene oxígeno unido.
Los colores de esas dos variedades de hemoglobina son diferentes: oxigenada es rojo brillante, desoxigenada es rojo más oscuro.
Esa diferencia de colores de las moléculas de hemoglobina que todo el tiempo circulan por el cuerpo es lo que aprovechan los oxímetros de pulso para hacer sus mediciones.
Espectrómetros de bolsillo
Si algo tiene color es porque absorbe la luz de cierta longitud de onda, es decir de una parte del espectro electromagnético, lo que llamamos luz visible.
Estas diferencias de absorción de la luz son útiles en una técnica muy utilizada por los químicos: la espectroscopía, que analiza las interacciones de los materiales y la luz.
Los oxímetros de pulso son en realidad espectrómetros portátiles, tienen dos diodos emisores de luz, lo que llamamos comúnmente un led.
Cada led en el oxímetro emite luz de diferente longitud de onda: una es absorbida por la hemoglobina oxigenada, la otra por la desoxigenada.
Cuando colocamos nuestro dedo para la medición esa luz pasa a través de los tejidos y del otro lado hay un detector que mide cuánta de esa luz atravesó; entonces hace una relación con la cantidad de oxígeno que circula por nuestra sangre.
Los oxímetros de pulso tienen ciertas limitaciones y pueden dar lecturas erróneas, por ejemplo no se recomienda usarlos si tenemos las uñas pintadas: el color del esmalte interfiere con la cantidad de luz absorbida.
También se sabe que pueden dar lecturas erróneas en personas de piel más oscura.
Aún con sus limitaciones, podemos considerarlos una herramienta útil en casos en los que es importante vigilar la oxigenación, como sucede ahora con el COVID-19.