No has terminado tu trabajo o tienes que estudiar para un examen mañana, ya tienes sueño, dudas si tomarte esa lata de bebida energizante que tienes en el refrigerador, ¿o si mejor te haces un café?
Cabras saltarinas
La cafeína es una sustancia que estimula el sistema nervioso central, aumentando nuestro estado de alerta y eliminando la somnolencia.
El café es la forma principal en la que se consume cafeína en el mundo: esta bebida que se obtiene de la infusión en agua de los granos de café.
Esos granos son en realidad las semillas de los arbustos de los cafetos: un género de plantas, de las que ahora hay muchas especies por todo el mundo, pero que probablemente se originaron en Etiopía.
Vamos por un café
De ahí en adelante la cafeína se volvió parte de nuestras vidas en todos los continentes: actualmente junto con el alcohol y la nicotina, es una de las drogas legales más consumidas en el mundo.
Sí, podemos decir que es una droga porque actúa sobre nuestro sistema nervioso central y aunque tomamos café porque nos gusta su sabor y lo compartimos, como una forma de socializar, también lo hacemos por los efectos que tiene la cafeína en nuestro cerebro.
Hay otras bebidas que de manera natural contienen cafeína como el té, pero también la hemos añadido a otras: los refrescos de cola y las bebidas energizantes.
¿Una taza o una lata?
Hay que tomar en cuenta que un grano de café es una mezcla de muchas cosas: agua, fibra, proteínas, grasas y apenas un 1-2% de cafeína y no toda esa cafeína termina en la taza de café.
Dependiendo del tostado de los granos y la preparación, una taza de 250 mL de café puede contener concentraciones muy variadas de cafeína que van de 75-175 miligramos, con un promedio de 90 mg, por taza.
Una bebida energética por el contrario siempre tendrá la misma cantidad de cafeína y podemos leerla en la etiqueta: puede haber variaciones dependiendo de la marca: en promedio una lata de 250 mL contiene 80 mg de cafeína.
Sin embargo, hay que tomar en cuenta que algunas de ellas se venden en presentaciones más grandes: en esos casos, una lata significará tanta cafeína como tomar dos tazas de café.
Además tienen otros ingredientes que contribuyen al efecto estimulante: una lata de 250 mL contiene el equivalente a tres cucharadas de azúcar, y una taza de café no tendrá esa cantidad de azúcar, a menos que se la agreguemos.
Finalmente no importa cuánto nos gusten el café o las bebidas energéticas: en ambos casos, hay que evitar excedernos en su consumo. Y piénsenlo: quizá no les hace falta otra taza u otra lata, sino dormirse temprano.