Los ciberataques pueden ingresar desde cualquier componente en las grandes compañías. No solo pueden hacerlo a través de los medios informáticos. Sino que también ingresar por métodos antiguos como la infiltración interna. Y es que un empleado de la empresa que fabrica los lujosos vehículos eléctricos, Tesla, rechazó un soborno de un millón de dólares, de parte de un grupo de hackers rusos. ¿Su única función? Instalar un malware dentro de los sistemas de seguridad, en la sede que tiene la empresa en Nevada.
El hacker fue identificado como Egor Igorevich Kriuchkov, un ruso de 27 años. Viajó desde el territorio europeo con una visa de turista, pero sus intenciones eran vulnerar la seguridad informática de Tesla. Una vez dentro de los archivos de la empresa pretendía robar información y luego pedir rescate, según informó el Departamento de Justicia norteamericano.
El ruso de 27 años contactó al empleado de Tesla para un encuentro en California. Además mostró interés en conocer Nevada, debido a que era su sitio de trabajo. Kriuchkov se encontró con el empleado de Tesla y otro grupo de personas. Según reseña el informe del Departamento de Justicia, este se comportó de una manera exageradamente amable. Corrió con gastos de comida y bebida para los estadounidenses, situación que fue sospechosa para el trabajador de la compañía de Elon Musk.
Luego de un trato de primera clase Kriuchkov apartó al empleado y le ofreció el soborno de medio millón de dólares. Entonces, ante la negativa del trabajador fue subiendo la oferta hasta llegar ala cifra millonaria. En este momento el empleado decidió informar a la seguridad de Tesla, quienes elevaron la denuncia hasta el FBI. En consecuencia este emplead se convirtió en un informante para las autoridades y hasta llevó un micrófono oculto para incriminar aún más a Kriuchkov.
El ataque a Tesla
Reseñó el portal Gizmodo que el ataque hacia la compañía era instalar un malware para permitir la entrada a un DDoS que mantuviera distraído al equipo de ciberseguridad. Entonces en ese momento robar datos de los servidores, por los cuales pudiera pedir rescate más adelante. Cuenta el portal mencionado que las cifras de extorsión por estos datos pueden llegar hasta los 4.5 millones de dólares.
De igual forma aseguran que resulta extraño el modo de operar de este grupo de hackers. Pues según lo que se conoce, de otros ataques, es que estas organizaciones nunca exponen sus rostros o presencia. Siempre operan a través de los canales digitales, desde sus países de origen.
La instalación que Kriuchkov pretendía atacar es la Gigafábrica 1 de Tesla, ubicada Reno, Nevada. En este lugar se fabrican las baterías de iones de litio. Cuando se encuentre en su pleno rendimiento bajará en un 30% el costo de producción de Tesla Motors.