Parece que nada puede sustituir a las interacciones humanas tradicionales. Y por el contrario conectar únicamente a través de Facebook, viviendo de reacciones, comentarios y shares produce grandes episodios nocivos para sus usuarios.
Eso es lo que señalan los reveladores resultados preliminares de un nuevo, extenso y complejo estudio iniciado en 2013 y donde se analizó qué tan mal nos puede hacer sentir con nosotros mismos el uso constante de esta red social.
Todo por un like
Se sabe que en promedio de forma global los usuarios de Facebook pasan cerca de 50 minutos diarios dentro de la plataforma.
Y para este estudio se reclutó a 5.208 sujetos en tres rondas. Una en 2013, otra en 2014 y la final en 2015. El grupo se supone constituía una muestra representativa de la población de EE. UU.
De modo que a los integrantes de cada grupo se le monitoreó su uso de Facebook durante un periodo de dos años. Por la magnitud de datos recopilados su análisis tomó bastantes meses.
Pero ahora por fin se confirma que las interacciones de Facebook pueden tener un efecto negativo en el bienestar de las personas. En razón de cuánto usan la red social y cómo identifican qué tan bien o mal se sienten:
Constantemente descubrimos que tanto el hecho de que les gustara el contenido de los demás como el hacer clic en los enlaces predijeron significativamente una reducción posterior en la salud física, la salud mental y la satisfacción con la vida reportada con los usuarios.
Es lo que indican los autores del estudio, Holly B. Shakya de la Universidad de California y Nicholas A. Christakis de la Universidad de Yale, en entrevista para el Harvad Business Review.
Según relatan en promedio acciones en Facebook como hacer clic en un enlace, actualizar su estado o hasta dar un «Like», se asociaron con una disminución del 5 al 8% en los reportes de los usuarios sobre su percepción de su salud mental.
De manera que el uso prolongado de Facebook y otras redes sociales se volvería una actividad nociva cuando los usuarios creen que están teniendo una interacción humana verdadera, cuando en realidad no reciben ninguno de los beneficios y estímulos que brinda la interacción cara a cara.