La semana pasada Better Call Saul nos regaló un episodio que parecía prometer una explosión a continuación. Y no todo estaba tan equivocado.
El universo de Breaking Bad sigue su curso de colisión y ahora todo tiene mayor sentido que nunca. Con la llegada de viejos personajes conocidos.
Iniciamos en el punto donde se quedó el episodio anterior, con un ejército de hormigas caminando sobre el helado que tiró Saúl. Y todo lo que se ve una alegoría de la propia serie y las drogas.
Luego vemos cómo nuestro protagonista es escoltado por Nacho Varga a un garaje donde por fin conoce a Lalo Salamanca. Derivado del encuentro con Tuco en otra temporada descubrimos que el cartel lo quiere como abogado para que saque del problema legal a Ocho Loco.
Saúl fija una tarifa muy elevada, Nacho no tiene problema en aceptarla y con eso sella su futuro laboral con los mafiosos. Mientras Mike se emborracha en un bar, y todo termina en un pleito callejero donde le rompe un brazo a un pandillero.
Saúl llega noche al departamento con Kim, no se atreve a compartirle lo que pasó ese día con el cartel. A la mañana siguiente Nacho recibe la visita inesperada de su padre a su nuevo hogar. El joven intenta proteger a su viejo, pero entre ambos todo sale mal.
Kim tiene problemas entre sus clientes pro bono y la cuenta de Mesa Verde. Saúl tiene su primer encuentro con Ocho Loco y le pide memorizar lo que debe decirle a la policía.
Hank Schrader y su colega Steve entra a escena de manera triunfal y tiene su primer interrogatorio con Ocho Loco. Pero todo resulta ser un montaje de artimaña ideado por Saul Goodman. Hank huele el engaño y se niega al principio, el abogado tiene que improvisar, pero logra embaucarlos.
Saúl deja impresionado a Lalo, y no podrá zafarse de este cliente. Nuestro abogado acaba viendo lo que las hormigas hicieron al helado sobre la acera.
Kim tiene un episodio difícil con el asunto de Mesa Verde y se demuestra que está llegando a su límite. Por la noche Gus Fring y Nacho hablan sobre lo que deben hacer para no ser descubiertos, ni por Lalo, ni por Hank con la DEA.
Al mismo tiempo Kim y Saúl cumplen su ritual nocturno en el departamento. Lanzan unas botellas. Kim está cada vez más borrada.
Guiños a Breaking Bad
Este episodio tenemos muchas alusiones, tanto a temporadas pasadas de Better Call Saul como a la propia saga de Breaking Bad. Vamos con las más significativas.
La secuencia de arranque nos remonta a Fly, el mítico episodio de Breaking Bad. Y ambos tienen en común que empiezan con estos close-ups extremos a insectos y son capítulos donde los protagonistas sellan la ruta de un camino sin retorno.
Walter White admitiendo lo que le hizo a Jane y en lo que lo convierte eso. Saul Goodman aceptando el trabajo con Lalo que igual lo han condenado a futuro. Encima el helado parece blue meth.
Saúl por fin conoce a Lalo, el mismo por el que pregunta cuando Jesse y Walter lo secuestran en su primera aparición dentro de Breaking Bad. Ahora entendemos quién es y por qué le tiene tanto miedo.
Hank Schrader y Steve Gómez hacen su primera aparición en Better Call Saul, y al parecer no dista mucho del momento de su intervención en el piloto de Breaking Bad. El momento de choque entre ambos universos está más cerca que nunca.
Ocho Loco se convierte en informante de la DEA. Si recordamos en el piloto de Breaking Bad, Hank lleva a Walt a esa redada donde conoce a Jesse Pinkman escapándose.
Todo el operativo fue producto de lo que les dijo un informante. Conforme avanza la serie descubrimos que Ocho Loco fue el que puso a Pinkman en la mira.
En el hogar de Nacho Varga hay un cuadro que nos remite directamente a la escena final de Jesse Pinkman en Breaking Bad. Huyendo en un El Camino hacia su libertad.
Luce como una proyección de los anhelos de Varga. Pinkman logró escapar y recuperar su vida. Todo apunta a que Nacho saldrá muerto de esto.