«Una imitación falsa de algo auténtico», esa es la definición más precisa para «Bootleg», un término gringo utilizado sobre todo en el mundo popular para las copias y remixes musicales de dudosa procedencia y que en el mundo de las figuras de acción y juguetes comenzó a tomar gran fuerza desde la década de los 80, cuando los grandes fabricantes como Kenner, Hasbro, Mattel y otros empezaron a dominar las licencias de los principales dibujos animados y sagas de películas de ciencia ficción.
Esa fue la inspiración para que Netflix sacara el vibrante show «The Toys that made US», que en dos temporadas cuenta la historia de cómo el merchandasing de figuritas y accesorios se tomó la industria.
Y con esta incipiente y poderosa factoría de la entretención infantil (y de los no tan pequeños), obviamente llegaría otro fenómeno más grande aún: La piratería y las copias.
Así nace el concepto «Bootleg», como una parodia tercermundista de la producción en serie de imitaciones. Tanta importancia ha generado esta industria paralela, que incluso el prestigioso New York Times le dedicó un artículo con sus principales cultores en Estados Unidos.
El Bootleg en Chile y las figuras de culto
En la década de los ochenta, la animación japonesa y los dibujos animados de acción se tomaron las pantallas del canal 4 de Valparaíso (señal 5 en Santiago), con el programa «Pipiripao» conducido por Roberto Nicolini. Pero TVN y Canal 13 no se quedaron atrás en sus emisiones matinales.
En su programación destacaron series que traerían un ramillete interminable de figuras de acción y que propiciaron la mayor cantidad de Bootlegs: He-Man, Robotech, Transformers y Thundercats. Tampoco debemos olvidar la siempre presente industria juguetera de Superman, Batman y el Hombre Araña.
Ignacio Rey es periodista, fundador de nuestro show «Mundo Bizarro» y un nostálgico coleccionista.
«Era difícil distinguir el original del pirata al principio, pero el precio hacía la diferencia y cuando una vez fui a la Zofri de Iquique, eso cambió mi percepción, sobre todo con los juguetes de Robotech».
Este periodista de la UDP y además conductor de Radio Z recuerda que He-Man fue uno de los más buscados por los niños, en cualquier formato.
«Tener las figuras era difícil, o sea, tenerlas todas, quizás dos originales y lo pirata te daba la opción de expandir la colección».
«En el centro de Santiago es donde más encontrabas estos juguetes piratas. Pero hoy en día la cosa es a otra escala, con copias muy buenas», comenta Rey, quien además habla de los particulares bootlegs de Dragon Ball.
¿Ordinarios, feos, pero necesarios?
Todos los niños quieren tener el original y por supuesto lucirse con los amigos con la figura de acción más difícil de conseguir como el mítico «Castillo de Grayskull». Sin embargo, coinciden los expertos en que los «Bootlegs» eran la gran posibilidad de tener una colección completa.
Luis Leiva es actualmente dueño de la tienda «Bikeman», pero este coleccionista antes tuvo «Murder», local de música en el famoso «Portal Lyon» de Providencia. Acá mezclaba su afición por los discos y los juguetes antiguos, como su primera figura pirateada: «Un Batman de la época de Adam West».
Lucho Leiva además nos cuenta dónde se encontraban estos juguetes más truchos, «como los que daban en el Pipiripao de los ochenta, como en lugares establecidos no oficiales, como jugueterías de barrio».
«Los que más recuerdo eran unos He-Man bien ordinarios que se fabricaban en Brasil y que eran bien horribles porque ni siquiera los colores se respetaban, como un He-Man negro y un Skeletor medio fluor, y también los Transformers chinos», concluye Leiva.
¿Galería del horror?
Posiblemente son varios los que están leyendo y escuchando esta nota que recuerden alguna figura pirata a la que le guardan especial cariño.
Una buena imitación podía ser mejor que la original e incluso darle una personalidad especial, pero una mala podía derrumbar la infancia y la autoestima.
Por eso, acá dejamos una galería del horror de los peores Bootlegs de la historia. Cualquier aporte que tengan siempre es bienvenido. Larga vida tengan estos juguetes.