Robert Yang es un desarrollador y artista de videojuegos indie que se ha hecho de un nombre en el gremio gracias a una peculiaridad. En su trayectoria profesional se ha especializado en la creación de títulos con temática gay.
La amplitud y variedad de sus títulos es bastante amplia y explícita. Basta como ejemplo The Tearoom, un título lanzado en 2017; donde el sistema de juego se enfoca en la forma de montar encuentros furtivos en un baño público.
Yang tiene un nuevo juego en puerta, Dream Hard, un Beat ‘em up situado en la Nueva York de la década de los noventa.
Donde los jugadores controlan a miembros de la comunidad LGTBQ que están a la mitad de una fiesta en el local The Dreamhouse; cuando un grupo de alborotadores en contra de su orientación entra a destrozar todo.
Con motivo de estos proyectos El Mundo desarrolló un interesante perfil sobre Yang. En donde se retoma una entrevista reciente; en la que el desarrollador habló directo sobre la situación que se vive en la industria de los videojuegos con esta clase de producciones:
Yang afirma que reforzar esa narrativa. Donde se ilustra una infancia inocente y dotada de armas implica indirectamente el acto de prohibir el sexo; así como cualquier manifestación explícita en los juegos.
En buena medida por ello Yang se ha dedicado mejor a dar clases sobre la creación de videojuegos.