La historia de los imageboards (foros de imágenes) chilenos tiene largos años de existencia. El espacio que representan puede llegar a ser un lugar importante para expresarse y discutir libremente. No obstante, por sus hilos también pasan usuarios que se amparan en el anonimato para acosar y amedrentar a otros en la impunidad. Este es el caso de Nido.org y las diversas agresiones denunciadas por grupos de mujeres chilenas.
El 23 de abril pasado la ciudad canadiense de Toronto vivió un lamentable episodio: un hombre de 25 años atropelló a 20 personas en Yonge Street, una calle céntrica, quitándole la vida a 10 transeúntes. El responsable del atentado fue identificado como Alex Minassian y rápidamente llamó la atención por un mensaje que colgó en Facebook antes de realizar la acción:
El término ‘Incel’ hasta entonces desconocido, se visibilizó por todo el mundo, y sacó nuevamente a colación un tema preocupante: la violencia hacia la mujer. «Incel» significa significa ‘involuntary celibate’ o ‘celibato involuntario’ y es una etiqueta que han adoptado principalmente hombres que, al no conseguir encuentros sexuales, juzgan y se organizan en contra de mujeres por Internet.
De hecho, Mananssian no fue el primero en perpetuar ataques a la sociedad civil con esta motivación: Elliot Rodger también lo hizo en 2014, quitándole la vida a seis personas e hiriendo a 14; desde entonces se transformó en una suerte de referente de los Incels.
Quienes pertenecen a estos grupos se organizan principalmente en foros de internet y acusan a las mujeres de ser superficiales y poco inteligentes por relacionarse con tipos que ellos denominan “chads” (hombres sexualmente exitosos y atractivos). El asunto ha adquirido tal revuelo que, mediante sitios como 4chan, han denigrados, difamado e incluso amenazado a mujeres únicamente por ser mujeres: ataques coordinados a movimientos feministas, filtración de fotos, datos personales, hackeos y amenazas, son parte de los amedrentamientos.
Nido.org
Los sitios web Image Board, un tipo de páginas donde se cuelgan fotografías usualmente bajo anonimato, han servido para alojar contenido de múltiples características. Si bien son espacios interesantes para expresarse libremente, también han sido objeto de polémicas precisamente por alojar contenido abusivo y violento.
6chan fue un sitio que se creó hace varios años en Chile con la intención de ser un símil de 4chan en el país. Por sus boards e hilos iniciales se alojó contenido relacionado con animé y temas afines a la cultura japonesa, aunque con el tiempo todo se desvirtuó.
Usuarios comenzaron a acosar a mujeres que hacían cosplays, empezaron a difundir hentais alusivos a menores, y terminaron colgando pornografía infantil. Esto último fue la gota que rebalsó el vaso en 2011: la PDI se enteró, logró identificar a varios responsables e hicieron una redada donde atraparon a varios. Recortes de la prensa así lo recuerdan.
6chan fue un precedente importante en la historia de nido.org, un sitio que hoy por hoy también funciona como Image Board. Los usuarios de 6chan popularizaron el término Choroy, que con el tiempo pasó a ser una forma de identificarse entre los usuarios del sitio nido.org. De hecho, ingresando a 6-chan.org, choroy.org o choroypride.org, se redirecciona a nido.org.
Al ingresar a nido.org se pueden evidenciar varios boards dedicados a distintas temáticas. Sin embargo, por las características del sitio, muchos usuarios han ocupado el espacio para los mismos ilícitos. Incels a la chilena, se han reunido para acosar, difamar, perseguir y amedrentar a mujeres mediante herramientas de anonimato.
Ciberacoso y misoginia
Fernanda, feminista de 23 años, vio durante el verano del 2017 una publicación en un grupo de Facebook de una periodista que buscaba testimonios de acoso en el sitio nido.org. En ese entonces, vivía en Valparaíso y compartió la publicación por su cuenta de Twitter. Pasó media hora y le comenzaron a llegar mensajes alertándola que había sido publicada en la página. Ingresó y se dio cuenta de que habían más de 200 comentarios difamándola.
Pero el asunto no quedó ahí. Publicaron su nombre completo, nombres de familiares, su certificado de nacimiento, varios usuarios imprimieron sus fotos y le arrojaron semen encima, y le llegaron mensajes con amenazas, tanto a ella como a su pololo. La intimidación llegó a tal punto que hicieron cuentas falsas en redes sociales con sus datos, lo que generó en Fernanda un estado de desesperación que nunca antes había experimentado.
Minerva, hoy de 26 años, es parte de una organización feminista de la Universidad de Santiago. El año pasado orquestaron una campaña llamada “No digas”, que proponía el uso adecuado del lenguaje evitando sexismos, durante la cual pusieron propaganda en diferentes puntos de la universidad.
Los usuarios de nido.org se enteraran de la campaña, buscaron a quienes la habían organizado y crearon hilos en el sitio web. Denunciaron sus fanpages y con sus fotos de redes sociales protagonizaron escenas masturbándose, las que luego las volvían a subir en los hilos. Las amenazaron y difamaron por todos los medios posibles:
El problema es cultural, no del anonimato
Para la ONG Derechos Digitales, existen limitaciones del sistema legal para hacerse cargo de las agresiones de este tipo y abordarlas integralmente, sobre todo considerando que muchas veces son grupales y coordinadas:
Por su parte, la diputada del Frente Amplio, Gael Yeomans, expresó en conversación con FayerWayer que efectivamente hay vacíos legales, porque en términos generales el ciberacoso no está regulado. Según la diputada, “han sido más bien iniciativas particulares o de redes sociales, donde se han denunciado prácticas. Hay elementos que hace falta legislar para proteger a las víctimas”
En este marco, si bien las redes de anonimato pueden servir para interactuar sin el miedo a las represalias por opiniones políticas, e incluso pueden ser herramientas fundamentales para protegerse de la persecución en el ejercicio de derechos fundamentales, como la autodeterminación del cuerpo (redes de aborto), usualmente se critica su ejercicio por casos como los presentados. Para la ONG, si bien el hecho de que los agresores manejan estas herramientas limita las posibilidades de autodefensa técnica, también hay herramientas para protegerse de alguna agresiones, como ataques Ddos, por ejemplo.
Sobre esto último, desde el mismo sitio nido.org mencionan que no se hacen responsables del contenido que publican sus usuarios. No obstante, la mayoría de los hosting tienen políticas que condenan la publicación de contenido ilícito:
No te quedes en silencio
El caso de nido.org es probablemente uno de los más polémicos a nivel local. Si bien los casos de misoginia y ataques a mujeres no involucran a todos los usuarios que participan en el portal, la gran cantidad de casos deja en evidencia un problema real.
Desde la Policía de Investigaciones, que años atrás tuvo que lidiar con los usuarios de 6-chan, las agresiones a las víctimas pueden sancionarse de múltiples formas. Existe una figura penal, el artículo 161 a y b, que consigna los atentados a la privacidad. Así lo comentó el comisario de la unidad de cibercrimen de la PDI, Mauricio Araya:
Desde la PDI también mencionaron que es importante denunciar, no solo dejar la constancia, ya sea en carabineros, PDI o fiscalía.
Al acceder al sitio nido.org, se puede evidenciar que el botón de contacto redirecciona al board “Artes y Humanidades”; también sucede con el botón supuestamente para contratar publicidad (al momento de esta publicación). Esto imposibilitó poder contactar al administrador del sitio para conocer su versión. Nido.org tiene su dirección registrada en domainsite.com, aunque con un sistema de protección que dificulta conocer su IP real. No obstante, el sitio está alojado en banahosting.com.