Vivir en un país en vías de desarrollo de por sí es complicado. Entre los diferentes temas con los que hay que lidiar en el día a día, uno de los más difíciles es acceder a un servicio de salud de calidad. Por lo general la falta de recursos impide que se haga una cobertura eficiente de todos los territorios habitados. Además, para un equipo médico es casi imposible lograr una atención exitosa sin los suministros adecuados. A veces llegan, pero los comunes retrasos en el transporte lo hacen poco útil. Sin embargo, una empresa que se encontraba en Ruanda dio con una solución a partir de drones.
Desde octubre de 2016 la compañía Zipline trabaja con el gobierno ruandés para apoyar con suministros a los hospitales del país. La ministra de Salud, Diana Gashumba, dio inmediatamente su visto bueno al escuchar la propuesta:
Antes de la llegada de Zipline los hospitales de Ruanda tenían que esperar envíos que tardaban varias horas por medios terrestres. Desde que están operando han logrado entregar más de 7.000 de sangre en 4.000 vuelos hechos.
Los drones tienen un peso de 20 Kilogramos y pueden tener una carga de hasta 1,75. Cubren un área de 80km a la redonda y operan las 24 horas del día en cualquier clima.
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¿Cómo funciona Zipline?
Si los profesionales de la salud de hospitales necesitan materiales médicos, los solicitan a Zipline través de SMS o Whatsapp. Estos productos usualmente están almacenados en los centros de distribución de la compañía. Al haber disponibilidad inmediata, se preparan para empacar con mucho cuidado los suministros para que no se dañen con el vuelo.
Acto seguido los paquetes son añadidos a la carga de un dron. Este es puesto en una plataforma de despegue que lo impulsa rápidamente hacia el cielo, alcanzando los 100 k/m. En promedio nunca tarda más de media hora en llegar a su lugar de destino.
Tiempo antes de llegar, el personal de Zipline avisa a los médicos que su pedido se está acercando. Cuando el dron sobrevuela el hospital, deja caer el paquete que tenía atado. Los suministros quedan intactos al aterrizar con un paracaídas. Inmediatamente el dron se devuelve al centro de distribución a hacer otra entrega.
El proyecto ha sido tan exitoso que desde el 2017 incursionó en el territorio vecino de Tanzania con el centro de distribución de drones más grande hasta el momento.
También entre sus planes está trabajar en el país natal de la compañía, en Estados Unidos. Se espera que la Administración Federal de Aviación (FFA) apruebe el inicio de sus labores para finales de 2018.