PUBG en Xbox One es actualmente un juego deplorable.
Sí, hace días lo vimos en un video de Digital Foundry, pero ahora lo pude comprobar en persona gracias a una copia que me facilitó Xbox para estos efectos. Y sí, es triste ser así de lapidario pero las cosas hay que decirlas como son: es impresentable que este juego haya salido a la venta en estas condiciones.
Para los que viven debajo de una piedra y no saben nada de que se trata el fenómeno PUBG, la historia es sencilla. Se trata de un juego de supervivencia en un único mapa, una isla donde 100 jugadores caen desde un avión y el objetivo único es eliminar al resto y sobrevivir lo más que se pueda. La partida la ganará el último que quede vivo luego de que los otros 99 caigan en combate. Así de sencillo.
Hay algunas reglas que hacen el juego muy interesante, eso sí. Partiendo porque el mapa se achica cada cierto tiempo, reduciéndose a cierta zona específica y quienes queden fuera del área de juego tienen un tiempo limitado para volver; si no vuelven, mueren. Cada cierto tiempo también caen bombas desde el aire y por supuesto, un jugador vive en la partida hasta que pierda su única vida.
¿Cómo defenderse ante tantas eventualidades entonces? Nada más aterrizar hay que dedicarse a buscar elementos para defenderse, desde armas mano a mano hasta de fuego. El mapa está lleno de estructuras abandonadas y como en el comienzo es tan grande, hay tiempo suficiente para armarse con algo antes de cruzarse con el primer rival.
El concepto de juego es muy bueno desde las reglas básicas y no por nada, PUBG es un fenómeno global. Desde el punto del diseño de “la idea”, no hay nada que objetar. La idea de PUBG es similar, en cuanto a impacto, a la de DOTA en su momento. Irrepetible hasta la siguiente década, super simple a la vez que súper efectiva y adictiva.
Lo que uno puede objetar, y me parece a mi que con absoluta justificación, es el estado en que se lanza el juego a la venta en Xbox One. Sí, desde la primera pantalla queda claro que se trata de un producto no terminado que puede que nunca se termine y esas son las condiciones. Pero hasta el modelo early access tiene sus límites y la versión de Xbox One es tan defectuosa en todos sus aspectos que está por debajo de ese límite.
En las partidas que jugué siempre hubo problemas con el framerate, errores de físicas y colisiones, fallas visuales generales y muchos problemas con el control que no está para nada ajustado. En la versión actual no hay puntería asistida pero honestamente, eso es lo de menos: los problemas al apuntar vienen dados porque hay input lag y porque el movimiento de los personajes por el escenario es completamente irregular.
Todo lo anterior, sin mencionar que el juego eventualmente termina crasheando y volviendo la consola a la interfaz.
PUBG es un juego early access que se vende a USD $30 (CLP $25.000). En sus primeros dos días en Xbox consiguió un millón de jugadores, lo cual sirve para reflejar el fenómeno de PUBG como “el multiplayer que todos quieren jugar y que todos quieren copiar”. Pero también es una muestra de la avaricia corporativa ya sea de Microsoft o de PUBG Corporation que, obviamente, prefirieron capitalizar el fenómeno en época navideña antes que lanzar a la venta una versión del juego medianamente decente.
Ojalá que el próximo estreno de la versión 1.0 en PC -que, según quienes ya la probaron, está muy estable en general- sea lo que en un futuro ojalá no tan lejano se vea en consolas; pero por ahora, PUBG es un subproducto en un estado impresentable. Y lo más grave no es que no esté terminado; lo más grave es que esta versión no es más que una alpha de esas para pruebas internas que jamás deben salir a la luz pública. Y menos, venderse.