Hoy se cumplen dos meses desde el descubrimiendo de Oumuamua, que apareció hace poco en el espacio y del que se habló mucho sobre su origen. Ahora, una reciente investigación ha ayudado a aproximarse a la morfología de este misterioso cuerpo, del cual incluso se especulaba sobre una nave alienígena. Pero nuevos datos han desplazado esta idea y apuntan a que sería un cuerpo formado naturalmente.
Oumuamua es un objeto categorizado como interestelar, descubierto por por Robert Weryk el 19 de octubre de 2017 con observaciones hechas por el telescopio Pan-STARRS. Alcanzó popularidad en ese entonces por descubrirse que pasó a sólo 24 millones de kilómetros de la Tierra, justamente entre la órbita de nuestro planeta y Marte. En comparación con lo que nos separa de la Luna, serían una distancia multiplicada por 60.
El objeto tiene unos 500 metros de largo y viaja a una velocidad de 25 kilómetros por segundo, aunque su composición continúa asombrando a los científicos. Es posible que Oumuamua no sea precisamente un asteroide (cuerpo rocoso, carbonáceo o metálico), sino que las investigaciones apuntan a que se trata de un cuerpo helado en su interior cubierto de una corteza orgánica.
Estudio de la Universidad de la Reina de Belfast publicado por la Revista Nature, sugirió que Oumuamua, o también “primer mensajero” en hawaiano, posee una cubierta que se ha conformado tras las largas exposiciones a condiciones adversas. Esta capa permite protegerse de temperaturas extremas y sería rica en materia orgánica.
Esta cobertura permitiría también proteger el interior helado del cuerpo, que se evaporizaría ante las altas temperaturas, e influiría en su color rojizo. El descubrimiento deja abierta las interrogantes sobre el alojo de vida microscópica en lo más profundo de su núcleo.
Las observaciones estudiaron el objeto en varias longitudes de onda entre el 25 y el 27 de octubre, desde el el Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo Austral (ESO por sus siglas en inglés) en Chile, el Telescopio William Herschell en La Palma, y el Observatorio Palomar en Estados Unidos.