Ha sido un largo viaje desde que estuvimos en la presentación del Moto Z2 Play en Brasil hasta que llegó a nuestras manos.
No le encontrábamos mucha novedad, de hecho ver como subía el precio mientras le achicaban la batería a la segunda versión de uno de mis teléfonos favoritos del año pasado, no me hacía mucha gracia.
Sorprendentemente, sin impresionar mucho, logró llamar mi atención. Ya se enterarán por qué, vamos con las tripas del equipo:
- Pantalla de 5.5 pulgadas AMOLED a 1920×1080 pixeles
- Procesador Qualcomm Snapdragon 626
- 4 GB de RAM
- 64 GB de almacenamiento ampliable vía microSD
- Android Nougat 7.1.1 prácticamente limpio
- Cámara de 12 megapixeles a f/1.7
- Cámara frontal (con flash dual tone) de 5 megapixeles a f/2.2
- Batería de 3000 mAh
- Compatible con todos los Moto Mods existentes
Flaco como una navaja
Siguiendo con la línea de diseño tan particular de los Moto Z, el equipo es majestuosamente flaco, tanto que a veces puede llegar a ser algo incómodo. Además, sé que a muchos no les termina de convencer la protuberancia de la cámara, que por cierto sirve para poner los Moto Mods.
Aún así lograron ponerle puerto de audífonos. A mí no me importa mucho, pero es innegable a esta altura del partido que removerlo es algo hostil. Lo que sí me molesta es que tiene solo 3000 mAh de batería, solo por hacerlo más delgado. El año pasado tenía 3510 mAh y me enamoré de este teléfono por su autonomía. Más adelante les contaré si sigue siendo un maratonista, sigamos con el diseño.
El panel trasero que antes era de vidrio y muy susceptible a rayones lo cambiaron por una fría lámina de aluminio, un cambio muy bienvenido, además, los pines magnéticos de abajo se sienten, como decirlo, más “pulidos”.
En lo que respecta al frontal todo es bastante parecido, a diferencia de que se incorporó este lector de huellas que a su vez las puede hacer de reemplazo para las teclas de navegación, cosa que he repetido mil veces: no me gusta. Lo bueno es que lo puedo dejar a la antigua, como sensor biométrico y herramienta para bloquear el equipo.
Amo que el parlante, a pesar de que sea solo uno, sea frontal, eso suma muchos puntos al momento de consumir contenido multimedia y jugar, dos cosas que hago mucho con los celulares.
El diseño no tiene mucho espacio para cambiar, Motorola prometió que por al menos tres generaciones la línea Z iba a ser compatible con los Moto Mods, eso los ata a quedarse como estamos ahora. Ya ha pasado un año y sí, se siente un poco anticuado y le queda una generación más así.
Al menos se siente maravillosamente bien construido y firme, a pesar de su extrema delgadez. Aquí se sudó la gota gorda en tratar de hacer un equipo que se sintiera sustancial y premium.
La magia de Android puro
Además de algunas funciones como los Moto Gestures (doble twist para abrir la cámara por ejemplo) y la nueva “Muéstrame”, que diciendo ese simple comando seguido del nombre de una aplicación o acción el teléfono lo hace, Android es prácticamente limpio, y eso es siempre una maravilla para el rendimiento y autonomía del equipo.
Otra de las funciones incorporadas es el controlar el equipo con la pantalla “apagada”, donde te muestra tus notificaciones y otra información importante levantando el teléfono o pasando la mano por encima. Desde el primer Moto X que esta característica, a mi gusto, es una genialidad digna de imitar por todos. Aumenta muchísimo la calidad de la experiencia de uso.
A pesar de no tener un procesador de gama alta, todo corre excepcionalmente bien. Ya hemos sido testigos de las virtudes de Android 7.1.1 en su estado puro. La duración de la batería es buena, muy buena, cerca de 5 horas y media de pantalla encendida. Lamentablemente al vivir bajo la sombra del Moto Z Play de primera generación, que era una locura en ese aspecto, quedé con gusto a poco.
La cámara no sorprende
Motorola nunca se ha caracterizado por brillar en el aspecto fotográfico y en el caso de este terminal esa no es la excepción.
Aún así, los resultados no son decepcionantes, al contrario, con buena luz es una cámara por sobre la media. Los problemas aparecen al irse el sol, donde todo se convierte en una ruleta, nunca sabes qué te va a tocar, a veces bien, a veces más o menos y a veces muy mal. Con estabilización óptica la historia sería otra.
En lo que respecta a las selfies la cámara es muy débil, pero de noche se compensa con el flash frontal dual tone. Este teléfono es el sueño de quienes gocen sacándose autorretratos en la oscuridad.
En el apartado de video la estabilización por software hace muy bien su trabajo. De noche funciona bastante bien, al contrario de las fotos y el sonido es muy correcto.
Genial equipo, pero a un precio que no se siente correcto
A un precio sugerido, en Chile, de CLP $549.990 incluyendo el Moto Mod parlante JLB del año pasado me cuesta mucho recomendarlo. No me malentiendan, es un gran gama media-alta, pero ese precio es irrisorio.
Esta segunda parte demuestra la máxima que se da en las películas sobre las secuelas, lamentablemente, cortando el aspecto que más llamaba la atención y subiendo el precio.
Aún así, es un equipo sólido, de buen funcionamiento, que cumple en casi todos los aspectos y que cuenta con el plus de poder agregarle Moto Mods a la experiencia, cosa que a mí me encanta, el tema es que de verdad no lo podría considerar hasta que tenga un precio más aterrizado.
*Análisis considerando el precio en Chile, en México cuesta MXN $10.999 y en Colombia COP $1.999.990 incluyendo el Moto Mod de zoom Hasselblad.
Lo bueno
- Inclusión de metal en el diseño
- Calidad de construcción
- Duración de la batería a pesar de ser menos que el año pasado
- Los extras de Motorola al sistema operativo suman, no restan
- Se carga bastante rápido
Lo malo
- La cámara no es muy confiable
- El precio es irrisoriamente alto, al menos por ahora