Un grupo de científicos de la Universidad de Santa Barbara en California, liderados por Nathan D. Kirchhofer, se las ingenió para manipular una bacteria de Shewanella oneidensis (organismo conocido por eliminar los iones metálicos y vivir en ambientes extremos, incluso sin oxígeno), para así introducir una molécula llamada DFSO+, la cual en su interior contiene un átomo de hierro y posee la habilidad de adecuarse a su entorno de manera extremadamente adecuada, de manera que no es rechazada por otro cuerpo ajeno al suyo. Esto, de paso, transforma al microorganismo en un conductor de electricidad, gracias al centro metálico anteriormente mencionado.
Este procedimiento se logró de manera completamente sintética, no obstante esta partícula también puede transmitir energía eléctrica de manera autónoma. ¿Por qué hacerlo “a mano” entonces? Pues porque las condiciones en las que se desarrolla la Shewanella oneidensis son demasiado extremas -tal como te contamos antes- y es difícil conseguirla en estado natural, informa Learn.
El estudio fue publicado el día jueves en la revista Chem, sin embargo representa un primer paso bastante interesante en la generación de energía para una sociedad que necesita más y más recursos de este tipo a medida que pasan los años.
Si bien esta aplicación no logrará generar o transmitir electricidad a gran escala -por lo menos en primera instancia-, sí servirá para el tratamiento de aguas contaminadas. Posiblemente, más adelante, se llegue a algo tan revolucionario como alimentar a una ciudad entera con bacterias manipuladas, pero tenemos que esperar bastante para eso.
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