Fue en la mañana del 12 abril de 1961 cuando la Unión Soviética hizo historia, enviando al primer hombre al espacio exterior, un gran avance para la humanidad, que se encontraba inmersa en una reñida carrera espacial entre la URSS y Estados Unidos, la meta era la Luna, pero el primer paso fue éste.
El nombre del cosmonauta era Yuri Gagarin, tenía 27 años de edad e iba a bordo de la cápsula Vostok 1. Inició su día como un hombre normal y terminó convirtiéndose en leyenda.
El Vostok 1 orbitó una sola vez alrededor de la Tierra, la misión-experimento duró apenas 108 minutos, a una velocidad de cerca de 28.200 km/h, logrando una altura máxima de 327 kilómetros de altura, una distancia menor a aquella en la que se encuentra la Estación Espacial Internacional. Con eso bastó para ir a donde ningún hombre había llegado.
(C) Aleksandr Sergeev/RIA Novosti
Ahora, a 55 años de su logro, el sitio Russia Beyond The Headlines se ha dado a la tarea de recolectar algunos testimonios de ciudadanos soviéticos que vivieron en carne propia aquella fecha histórica, logrando un tributo tan breve como emotivo.
Así describe su experiencia Anatoly Solodukhin, un analista de pruebas en módulos espaciales que se encontraba presente al momento del lanzamiento del Vostok 1. Mientras que por el lado de la población civil todo parecía irreal, sacado de una historia de ciencia ficción.
Los niños seguían su día de clases como cualquier otro, pero sus actividades se vieron súbitamente interrumpidas ante el anuncio del lanzamiento exitoso de la cápsula, mientras Gagarin giraba alrededor de la Tierra la Unión Soviética se convirtió en el escenario de una fiesta nacional, con gente apilándose en las plazas públicas para festejar.
(C) RIA Novosti
Rumia Nurskanova, una niña de cinco años de edad, y su abuela mayor se encontraban sembrando patatas en un campo en las afueras de Smelovka, un poblado cercano a la ciudad de Saratov, cuando observaron algunas luces de colores y la caída del Vostok 1. Sin estar al tanto de la fiesta nacional y el viaje de Gagarin pasaron de la incredibilidad que detonó una oleada de rezos a la exploración del fenómeno observado.
Ambas llegaron al lugar del aterrizaje, encontraron al astronauta en su traje como venido de otro mundo, él les informó que era ruso y pidió ayuda para retirarse el casco, al quitarlo vieron a un hombre con una sonrisa de oreja a oreja.
Yuri, que estaba a siete años de su prematura muerte, sólo les respondió: «yo vengo del espacio».
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