El viernes pasado se empezó a transmitir en Netflix la serie Narcos, obra que muestra la historia del legendario narcotraficante Pablo Escobar desde sus inicios como contrabandista. De primera instancia mi intención fue ver un par de capítulos este fin de semana pero su excelsa narrativa, dirección y actuaciones provocaron que disfrutara los 10 capítulos en tan solo dos días.
La trama se cuenta en primera persona desde los ojos del agente de la DEA Steve Murphy quien por azares del destino tiene que viajar a Colombia para tratar de disminuir el alcance de los tentáculos de la organización criminal de Escobar. Este punto de vista “externo” le da una atmósfera especial a la historia que se diferencia de otras similares por no tratar de caricaturizar a los personajes sino que los muestra complejos y llenos de matices.
A pesar de contar con un reparto internacional —y que por momentos se expone con acentos no-colombianos— la calidad de las actuaciones deja un buen sabor de boca. Wagner Moura (Pablo Escobar), Pedro “Oberyn Martell” Pascal (Agente Javier Peña) y Boyd Holbrook (Agente Steve Murphy) son quienes levantan en sus hombros esta serie.
El inicio de cada episodio es armonizado con la melodía “Tuyo” del compositor brasileño Rodrigo Amarante. Esto le otorga una esencia latina especial y sirve como un trago dulce que lava el paladar de cada capítulo de este violento drama.
Si bien series como House of Cards u Orange is the New Black son obras originales de Netflix de gran calidad y manufactura, ellas representan otras ideologías y otra cultura. Narcos se basa en la historia de Pablo Escobar contada muchas veces en otros medios pero destaca por su perfil único. Los conceptos que maneja esta serie harán que cualquiera que no resida en países donde se desenvuelvan de manera cotidiana los males del narcotráfico, la violencia o la corrupción tome una perspectiva de la situación que se vive en estas regiones.
Narcos es la serie que los usuarios de Netflix no deben dejar pasar de ninguna manera.
