Todos participamos alguna vez de las actividades extraescolares cuando fuimos niños: cantar en el coro, asistir al taller del teatro, poner a prueba la resistencia física en atletismo o aprender a ser el mejor en ajedrez (quien les escribe lo intentó, pero el esfuerzo fue en vano… hasta ahora). Sin embargo, desarrollar sitios web o complejos softwares no fue una oportunidad que la mayoría de nosotros haya tenido.
Pero los tiempos han cambiado, eso es indudable. Así como hace 15 años aprendíamos sobre algoritmos o a restar en aburridos softwares en el colegio, hoy la tecnología permite que existan nuevas instancias para fomentar el aprendizaje y el desarrollo de talentos en los niños de manera dinámica e independiente. Un ejemplo claro de ello es el Code Club, un taller para niños entre 9 y 11 años de edad en los que se les enseña a programar de manera sencilla y entretenida.
La iniciativa voluntaria nació hace unos años en Reino Unido, cuando sus fundadores, Linda Sandvik y Clare Sutcliffe, vieron la necesidad de introducir a los niños en la codificación a una edad temprana.
Además, el fundador explica que “La idea es crear una red nacional de clubes de codificación después de la escuela”. Esa red, por supuesto, funciona con ayuda de voluntarios, quienes se hacen cargo de cada club, que será el que imparta el temario desarrollado por el Code Club.
El Club de Código ya se ha extendido por todo el mundo, con más de 2.500 sedes. Una de ellas, el Forenex Code Club, en Madrid, se ha dedicado a la organización de campamentos de verano y talleres de idioma. Además, ha incluido en su oferta desarrollo de aplicaciones, programación, robótica y creación de blogs, dándole un giro al concepto mismo propuesto por el programa.
Inculcar la programación en niños es un objetivo de muchas personas. Por ejemplo, en Boston se desarrolló Kibo, un robot que enseña a los pequeños de 4 a 7 las bases para programar; mientras que la startup Play-i también utiliza robots para iniciar a los niños en el mundo del código.
