Un 19 de junio de 2012, Julian Assange accedía a la embajada ecuatoriana de Londres. Entró para entrevistarse con el embajador de Ecuador y pedir formalmente a este país asilo político ante los ataques legales de EE.UU. y los problemas legales a los que se enfrentaría en Suecia.
Desde ese día, ya hace dos años, Julian Assange no ha tocado la calle. En el momento en el que baje las escaleras de la embajada de Ecuador, la policía Londinense tiene la orden de detener ante una orden de la Interpol que aun hoy se mantiene válida.
En el caso de que Assange se le pase la absurda idea de pisar la calle, sería detenido y puesto a disposición de la Policía sueca, que lo pondría a su vez a disposición de la justicia local ante un supuesto caso de acoso sexual. Seguramente EE.UU. pediría su extradición para ponerlo frente a un juez por las filtraciones de cables y secretos de estado.
Julian Assange es a la vez un héroe y un villano. Siempre pasa con personas de un carácter fuerte. La película de Wikileaks no es que ayudase a su imagen internacional.
En conmemoración de estos dos años de encierro forzoso, el mismo Assange ha hecho un IAmA en Reddit, puedes ver todas las respuestas en su perfil. Sobre su situación actual, según el mismo Assange “solo espera que exista un momento de aburrimiento en mi situación actual”.
Sin duda, la llegada de Assange a la embajada ecuatoriana causó mucho revuelo y que cientos de medios se instalasen en la puerta de la embajada a la espera de alguna reacción por parte de algunas de las dos partes, Assange o la Policía londinense. No pasó nada, poco a poco la estela de Assange “preso en una embajada” se ha desvanecido.
Pero no es que el papel Assange ya no importa, pero con las revelaciones de Snowden, el papel de Wikileaks ha pasado a un segundo plano.
¿Qué se ha sabido de Wikileaks en dos años? Poco, muy poco. No desmerezcamos lo que Wikileaks ha hecho por hacer que la información de los cables de EE.UU. sea pública. Esta información es sin duda una mina de oro política que hoy en día sigue teniendo repercusiones. No las vemos, pero están ahí.
Ese ha sido el poder de Wikileaks, su papel en la historia hasta que consigan la próxima gran exclusiva anónima.
Hoy en día, mientras Assange siga en un asilo permanente en la embajada de Ecuador, sus conversaciones interceptadas y sus seguidores monitorizados, Wikileaks no tiene posibilidad de operar a la misma escala que lo hacía antes, cuando no eran conocidos.
Foto (cc) Cancillería Ecuador