Hace tiempo ya que la sonda Kepler de la NASA detectó por primera vez al planeta Kepler-10c. En un principio nada sobre él parecía salir de lo ordinario, un diámetro 2.9 veces mayor al de la Tierra (que no es nada despreciable pero, tampoco, algo que rompa un récord). Como fue detectado usando el método de tránsito no se podía conocer la composición del mismo, pero sí su diámetro. Esto había llevado a que, por el tamaño ,se había categorizado como un “mini-Neptuno”.
Kepler-10c está localizado a 560 años luz de la tierra en la constelación de Draco, que alberga a 3 planetas con masas similares a la terrestre pero con órbitas de veinte horas de duración. Kepler-10c circula a su estrella cada 45 días, a diferencia de sus compañeros, y llamó la atención del HARPS-North Instrument y el Telescopio Nazionale Galileo en Islas Canarias.
El estudio de ambos arrojó un resultado que nadie se esperaba: Kepler-10c es un nuevo tipo de planeta con una masa 17 veces mayor a la de la Tierra. El primer caso conocido de una “Mega-Tierra”, que es bastante más grande que una “Super-Tierra”, otro tipo de planeta rocoso ya conocido.
Entre las curiosidades de este planeta es que no debería de perder su atmósfera con el tiempo, al menos teóricamente, por su gran masa. Algo que, también, genera problemas con los modelos de formación de planetas. En principio porque el tamaño es descomunal para un planeta rocoso y, segundo, porque la evidencia apunta a que se ha formado antes de lo que se creía posible para un planeta rocoso.
Cuando el Universo era joven, unos 3 mil millones de años después del Big Bang, contenía principalmente hidrógeno y helio. Los elementos más pesados, como el hierro, necesarios para formar los planetas rocosos se debieron de haber creado después de la primer generación de estrellas. Estas estrellas, al explotar, dejaban estos elementos listos para que se crearan estos planetas.
Este proceso debería de haber tomar miles de millones de años, por eso intriga la existencia de Kepler-10c que, por momentos, parece contradecir lo que creíamos saber sobre la formación de planetas y nos recuerda lo mucho que aún tenemos que aprender sobre el espacio.