Política

10 formas en que Edward Snowden sacudió al mundo

Decir que Edward Snowden ha cambiado al mundo no es una exageración. Al igual que otros, coincido en que las filtraciones del excontratista de la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos (NSA) han tenido un impacto tremendo en diversos ámbitos. Como señala el activista Antonio Martínez:

Estas palabras son muy ciertas (aunque, en mi perspectiva, también el Cablegate de WikiLeaks ha tenido inusitadas consecuencias en la política global). Las acciones de Snowden han fomentado cambios acelerados en diferentes aspectos, no sólo a gran escala, sino en la vida cotidiana. Para muestra, estos 10 ejemplos –y la Electronic Frontier Foundation puede darles otros 65 más–:

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1. Expuso públicamente a la Agencia Nacional de Seguridad y a sus aliados

Antes de las filtraciones de Edward Snowden, la NSA no se encontraba bajo el escrutinio público. La agencia había operado sin una rendición de cuentas ante la opinión pública, no sólo de Estados Unidos, sino de todo el mundo. El brazo de inteligencia del gobierno de EE.UU quedó expuesto; sus tácticas, proyectos y planes fueron dejados en evidencia.

Pero no sólo la NSA sufrió esta súbita exposición; igualmente, las empresas, gobiernos y otros actores mencionados en los documentos fueron rápidamente cuestionados. Por ejemplo, algunas compañías como Microsoft, Apple, Facebook o Google, aún no se deshacen de la mala reputación obtenida por el escándalo de PRISM; mientras que otros gobiernos han sido vistos con suspicacia por sus tibias o nulas reacciones.

2. Obligó a las grandes empresas de tecnología a preocuparse por la transparencia

Las revelaciones de Snowden sobre PRISM pusieron en una crisis sin precedentes a las empresas de tecnología. Google, Facebook y Apple salieron rápidamente a desmentir su participación voluntaria, aunque meses después, el consejero general de la NSA afirmó que las compañías sí estaban conscientes del programa.

No obstante, empezó a hacerse notoria la preocupación de las empresas por el tema de la transparencia. Lo interesante es que fueron los gigantes informáticos quienes presionaron a Barack Obama para emitir un decreto (aprobado en febrero de 2014) que les permitiera revelar cuántas peticiones de datos hace el gobierno. Incluso empresas como Twitter buscan que el acuerdo faculte exponer más información.

3. Puso a la recolección masiva de datos sobre la mesa

El primer escándalo que destapó Snowden no fue PRISM, sino la recolección indiscriminada de datos de todas las llamadas telefónicas hechas a través de Verizon. Aunque la NSA defendió que logró detener cerca de 50 amenazas terroristas con este método, el mismo Senado de Estados Unidos criticó la medida y propuso una reforma.

(cc) Kit / Flickr

En una sesión de preguntas y respuestas en enero de 2014, Snowden señaló que una junta especializada determinó la ilegalidad de la recolección en volumen:

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4. Nos hizo preocuparnos sobre los metadatos

En un inicio, el gobierno de Estados Unidos defendió los programas de la NSA al decir que sólo se registraban los datos de las llamadas, no las llamadas en sí; por lo cual, su accionar era legal. Eso nos hizo voltear a los metadatos.

¿Por qué la NSA querría los metadatos de un país? Porque la información que podrían obtener es más jugosa, incluso, que de las grabaciones de voz. Las revelaciones de Snowden nos hicieron profundizar en la importancia de estos datos: cómo se pueden trazar patrones de conducta y perfiles de ciudadanos sólo con saber procesarlos.

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5. Hizo enojar a Angela Merkel (y a mucha gente importante más)

Cuando se reveló que la NSA había intervenido las comunicaciones de 35 líderes mundiales, la canciller alemana Angela Merkel no resistió y marcó directamente al presidente Obama para cuestionarlo. Obama no sólo debió responderle a Merkel. También el gobierno francés llamó a la embajada estadounidense a declarar sobre el espionaje a millones de ciudadanos galos.

(cc) World Economic Forum / Flickr

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Por supuesto, la cereza en el pastel fue el enérgico discurso ante la ONU de Dilma Rousseff, presidenta de Brasil, criticando al gobierno de EE.UU. La relación entre ambos países se enfrió tanto que Rousseff canceló una visita oficial a Obama al enterarse del espionaje.

6. Puso el terreno para que Brasil se convirtiera en potencia en temas de Internet

Si un país supo capitalizar las filtraciones de Snowden, fue Brasil. Rousseff aprovechó la coyuntura para desatascar la propuesta del Marco Civil de Internet (conocido popularmente como la Constitución de Internet) y lograr su aprobación. Aunque no consiguió que se almacenaran los datos de los brasileños en servidores locales, sí logró que los casos que los involucren sean juzgados bajo leyes locales (aún si están alojados en el extranjero).

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(cc) Blog do Planalto / Flickr

Brasil también resaltó por la organización de NETMundial, un foro mundial para la discusión sobre la gobernanza de Internet. A pesar de que su resultado fue agridulce, no queda duda que el gobierno brasileño supo sacar provecho para posicionarse en el escenario mundial.

7. Ha hecho más incómoda la relación entre Estados Unidos y Rusia

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La relación entre EE.UU. y los rusos suele estar cargada de fricciones. Como si hiciera falta una más, Snowden recibió el asilo en agosto por parte de Rusia. En una entrevista reciente, Snowden señaló que su estancia en ese país es prácticamente accidental:

Snowden ha negado haber participado con el gobierno ruso en tareas de inteligencia y el nuevo director de la NSA ha descartado recientemente que el excontratista sea un espía al servicio de ese país. Ahora le quedan sólo dos meses de refugio y a Snowden no le incomodaría en lo absoluto dejar Rusia para irse a Brasil.

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8. Ha encendido discusiones sobre la importancia de los soplones

Una de las razones por las que Snowden no ha vuelto a Estados Unidos es que no cuenta con la protección legal necesaria –ya que la ley vigente no protege a contratistas en el ámbito de seguridad nacional–. En una sesión en línea, comentó:

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(cc) Steve Rhodes

Esto ha hecho que incluso medios como el New York Times hayan dedicado editoriales pra pedirle al presidente Obama que le garantice el perdón a Snowden. Las consecuencias de sus revelaciones han hecho que, en palabras del NYT:

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9. Podría depararnos la balcanización de Internet

Cuando se supo del espionaje de la NSA, Brasil puso otro plan en marcha: la instalación de cables submarinos que permitieran saltarse su dependencia en infraestructura de Estados Unidos. Así, se planteó tender un cable entre Brasil y Europa. El bloque BRICS vio con buenos ojos la idea y también contempla su propio cable transnacional para 2015.

Otra nación que reaccionó de manera similar es Alemania. No obstante, su propuesta es un poco más radical: crear una especie de Internet alemán, en la que el tráfico doméstico sólo circule por redes locales. Esto implicaría –como intentó fallidamente Brasil– obligar a las compañías a instalar servidores locales para almacenamiento de datos.

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10. Convirtió a la privacidad en una decisión de compra

Finalmente, las empresas han entendido la preocupación general por la privacidad y han logrado incluirla en su discurso. Un gran ejemplo es Telegram; una aplicación cuya popularidad se debe al éxodo de usuarios de WhatsApp tras la compra por parte de Facebook. Uno de los principales argumentos de adopción fue la posibilidad de cifrar las conversaciones.

(cc) Desiree Catani / Flickr

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También está el caso de Apple. Al presentar Quicktype –la función de texto predictivo semántico de iOS 8–, la empresa recalcó que “la información se queda en el dispositivo”; lo mismo con Maildrive, que “permite cifrar los adjuntos que viajan por iCloud Drive”. Caso similar el de Google, que hace unos días lanzó End-to-End, una versión alfa de una extensión de Chrome que permitiría cifrar los correos.

¿Es cifrado el nuevo atributo de moda? Eso parece.


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El impacto de las filtraciones de Snowden están a nuestro alrededor, a nivel macro y micro. No en situaciones lejanas, sino en la proximidad. Si bien aún estamos lejos de entender todos los efectos que tendrá, algo es cierto: misión cumplida, Edward.

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