La Era Nuclear nos dejó hamburguesas y mutaciones, submarinos y barcos, misiles y silos. Durante la Era Nuclear no había límites, todo podía ser solucionado con el poder del átomo. ¿Por que no tenemos, entonces, aviones con reactores nucleares? ¿Por que no se desarrollaron aviones con una planta nuclear dentro capaces de una gran autonomía? ¿Era muy elevado el costo? ¿Era demasiado complicado? ¿Extremadamente peligroso?
La respuesta es una combinación de todo lo anterior, ahora entraremos en detalles, pero lo que terminó de matar el desarrollo de los aviones impulsados por energía atómica fue la creación de los misiles balísticos intercontinentales (ICBM).
Entre los años 1961 y 1965 los Rusos realizaron más de 40 vuelos de prueba del prototipo de avión Tupolev Tu-95LAL. Un bombardero cuya bahía de explosivos había un reactor nuclear VVRL-IOO. Estos vuelos fueron la culminación de los trabajos iniciados en en agosto de 1955 por el consejo de ministros de URSS. El objetivo era crear un avión de alta autonomía capaz de atacar, con armas nucleares, objetivos lejanos en territorio enemigo.
En pocos de los vuelos del Tupolev se activó el reactor, la mayoría de ellos tenía solo como objetivo probar el escudo antirradiación del mismo, que incluía desde cadmio hasta parafina. ¿Los resultados? hasta la fecha son controvertidos, pero el blindaje del reactor fue uno de los grandes problemas que comenzaron a hundir el proyecto.
En el otro lado del mundo los EE.UU probaron, el 31 de enero de 1956, el primer motor de avión propulsado por energía nuclear y se planeaba adaptar un par de bombarderos B-36 “Peacemaker” para utilizar este método (X-6 fue el nombre código). Debido a costes de presupuesto esto nunca se llevó a cabo y la mayoría de la investigación se aplicó a un proyecto para crear materiales resistentes a las altas temperaturas. Este otro proyecto también fue cancelado.
Sabiendo que los riesgos ambientales eran altos el sector civil nunca se interesó en este tipo de aeroplanos por lo que su tecnología no fue adoptada, o investigada, en gran escala y cuando, durante los años 60s, una investigación rusa produjo el R-7 Semyorka, el primer misil balístico intercontinental (con un rango de 8,800 km) y la ventaja táctica de un bombardero capaz de llevar su carga dentro de territorio enemigo perdió su atractivo.