Microsoft sabe que cualquier empujón, por más leve que sea, sirve para luchar contra su competencia más directa. Para demostrar que aún hay espacio para mejoras, acaban de darle el último suspiro de potencia a Xbox One.
Yusef Mehdi, el jefe de márketing de Xbox, comentó durante una conferencia que la consola ahora está completamente bajo producción en las fábricas, de cara a su lanzamiento en noviembre. Antes de eso, sin embargo, elevaron la frecuencia del procesador de 1.60Ghz a 1.75Ghz, una ganancia cercana al 9%. Lo anterior se suma a la frecuencia confirmada del chip gráfico de Xbox One, el cual pasó de 800MHz a 853Mhz (6,5%).
Albert Penello, el director de planeamiento de productos de la compañía, confirmó en NeoGAF la información además de comentar que no tienen problemas de producción, por lo menos ahora. Prácticamente no hay vuelta atrás.
En contraste, nunca se ha confirmado oficialmente las frecuencias del hardware de PlayStation 4. Se presume que el CPU de la consola de Sony corre a 1.8Ghz, y que el chip gráfico posee 18 unidades de cómputo – 50% más que Xbox One – andando a 800Mhz.
Como siempre, el papel aguanta mucho. A pesar del silencio de Sony, Microsoft sabe que el apretón de tuercas a su consola es para intentar alcanzar en fuerza bruta a su competidora. Por otra parte, no siempre más frecuencias y más poder de procesamiento significan mejores juegos, mejores gráficas, o desarrolladores con más tiempo. Ejemplos abundan en la sección de “grandes descuentos” de tu tienda.
¿Crees que este empujón en Xbox One es suficiente para la consola?